Hábitos de consumo y medio ambiente en España

La Fundación Entorno presentó los resultados de su estudio sobre hábitos de consumo y medio ambiente. Realizado los dos últimos meses de 1999, el estudio tenía como objetivo identificar las actitudes hacia el consumo de los productos ecológicos y la percepción de los problemas ambientales. Estos han sido algunos de los resultados:

Conciencia ambiental en España: Se define así la incorporación de criterios ambientales a la escala de valores de los ciudadanos en su vida diaria. De 1992 a 1999 el estudio describe el aumento de esta conciencia ambiental, señalando que ha llegado a un 87% el nivel de población que demuestra una creciente preocupación por la mejora del medio ambiente.

Los ciudadanos de nuestro país encuentran en el medio ambiente un problema que debe ser atendido de forma prioritaria. Preocupados por su deterioro, se muestran aun más sensibilizados por las consecuencias que puedan producirse en el futuro y sitúan la limpieza y conservación del medio ambiente como la prioridad principal para los próximos años. Hoy lo colocan en 4º lugar, después de el empleo, la reducción de la pobreza y la reducción de la criminalidad y los conflictos; pero creen que dentro de 10 años, ocupará el primer lugar entre los objetivos más importantes para nuestro país.

Responsabilidades: La percepción de los ciudadanos sobre quiénes son los principales responsables de la situación actual y por tanto de su solución, se reparte principalmente entre la producción industrial y las consecuencias del consumo. También identifican (% de citaciones) así los problemas ambientales más urgentes:

Problemas globales genéricos

 42%
Contaminación del aire 57%
Contaminación del agua 41%
Destrucción de la capa de ozono  38%
Residuos 30%
Conservación de la naturaleza 27%
Deforestación  22%
Contaminación acústica 8% 

Según esto, la prioridad principal sobre la que se debe actuar es la contaminación del aire, atribuida a la acción de la producción industrial y al aumento del transporte. La preocupación por la contaminación del agua es decreciente y cerca de un 70% cita a las industrias como responsables (ver cuadro 1).

Percepción de los productos más perjudiciales para el medio ambiente: Hombres y mujeres responden de forma diferente, siendo significativa la mayor preocupación de las mujeres por los efectos que producen como consumidoras. Las mujeres consideran que los productos más perjudiciales son los que poseen un contenido mayor de sustancias peligrosas (pilas, productos de limpieza,..), mientras que los hombres priorizan el daño ambiental que se deriva del uso de la energía y la fabricación de productos textiles (ver cuadro 2).

Conocimiento de etiquetas ambientales: La proliferación de marcas ambientales en los productos ha hecho desconfiar al consumidor, que ve en dicha información más una herramienta para intentar incrementar las ventas que un esfuerzo sincero del fabricante. Las etiquetas de calidad ambiental de los productos son en general poco identificadas. Además, el grado de conocimiento del distintivo no implica conocer las consecuencias que esto entraña.

Consumo,calidad y medio ambiente: Las motivaciones de los consumidores a la hora de adquirir productos ambientalmente correctos se sitúa más en la esfera del prestigio y de la calidad que en la mejora del medio ambiente que dichos productos proponen. Sin embargo, existen productos en los que el consumidor dice poder aceptar descensos en la calidad del producto en aras de una mejor calidad ambiental del mismo. Éstos suelen coincidir con aquellos que fueron catalogados por los encuestados como productos de mayor impacto. Una reducción en prestaciones de los materiales plásticos es aceptada por el 67% y en los productos de limpieza por en 66%. Rondan el 60% las pilas, el papel, el transporte, los destinos turísticos, los muebles y los productos textiles.

Un 12% de la población encuestada argumenta que su principal problema a la hora de comprar productos ambientalmente más correctos es que tienen un precio mayor que los productos convencionales. El porcentaje de consumidores que estarían dispuestos a cambiar a un producto ambientalmente más correcto, si costara lo mismo que los otros, está cercano al 90%.

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