El PEIT y los costes externos

El Gobierno ha presentado el borrador del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes, que marcará la política de transportes hasta 2020. Aunque contiene medidas positivas, como el fomento del ferrocarril, se mantiene en la línea insostenible de primar el transporte por carretera y desconsider a las obligaciones de cumplir con Kioto y reducir las emisiones. Todo ello está muy bien reflejado en el dictamen del Consejo Asesor de Medio Ambiente y en el documento sobre el PEIT de la dirección confederal de CCOO. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes en la cuestión del transporte, los costes externos, apenas se toman en cuenta en el debate en torno al PEIT.

El Consejo Europeo de Gotemburgo recordó que una política sostenible desde el punto de vista ecológico debe abordar la plena internalización de los costes sociales y ambientales y que es preciso adoptar medidas para que el crecimiento económico deje de asociarse al crecimiento del volumen de transporte. La internalización y el reflejo de los costes externos en los sistemas tarifarios del transporte es uno de los ejes de la política común europea.

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Las previsiones al respecto contenidas en el PEIT nos parecen insuficientes. Éste, apenas incluye consideraciones acerca de los costes externos del transporte, es decir, de los perjuicios que el conjunto de la economía o los demás usuarios han de soportar por el funcionamiento de los distintos modos de transporte, así como la distribución y peso de los costes externos (contaminación, impacto urbano, naturaleza y paisaje, accidentes, cambio climático, congestión) asociadosen cada uno de los modos de transporte.

Un estudio reciente sobre 17 países europeos (IWW, INFRAS) estima estos costes en 650.000 millones de euros, un 7,3% del PIB europeo. La carretera representa el 77% del total. Los componentes más importantes del coste son los accidentes, los relacionados con el cambio climático y la contaminación atmosférica.

En España, estos costes están por encima de la media europea, suponen un 9,57% del PIB. El impacto en los mismos de la carretera es también superior a la media europea (79,36%).

Hubiera resultado importante contar con la información suficiente para encarar con más fuerza el necesario giro hacia la potenciación de modos de transporte de mayor eficiencia económica y social.

La integración de los costes externos en las políticas de infraestructuras es imprescindible para favorecer aquellos modos de transporte con menores externalidades y para moderar la movilidad. Los precios deberían contemplar también los costes reales –incluidas las externalidades– siempre considerando los aspectos sociales para evitar la carga sobre los más desfavorecidos y la exclusión social.

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