¿La última oportunidad?

2010, Año Internacional de la Biodiversidad.
Eva Hernández Jorge. Área de Medio Industrial y Natural, ISTAS.

El año 2010 era el horizonte para el que se había acordado reducir significativamente la pérdida de biodiversidad en el mundo. Pero la comunidad internacional ha fracasado en la consecución de este objetivo.

En mayo de este año, Naciones Unidas ha presentado el informe Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 31, que advierte de que las especies cuyo riesgo de extinción se ha evaluado corren cada vez más peligro, y que las principales presiones causantes de esta pérdida (el cambio de hábitat, la sobreexplotación, la contaminación, las especies exóticas invasoras y el cambio climático), se mantienen en algunos casos y se intensifican en otros.

Hasta 2009 se habían evaluado 47 677 especies, de las que el 36% se considera en peligro de extinción; mientras que, de las 25 485 especies de los grupos evaluados en su totalidad (mamíferos, aves, anfibios, corales, cangrejos de agua dulce, cícadas y coníferas), el 21% se considera amenazado. De las 12 055 especies vegetales evaluadas, el 70% está en peligro. Respecto a la fauna, los anfibios constituyen el grupo más amenazado, seguido de los corales. Por otro lado, los humedales de agua dulce, los hábitats de hielo marino, las marismas, los arrecifes y los lechos marinos de algas están disminuyendo de forma alarmante. En positivo, se protegen más zonas terrestres y marinas, hay más países luchando contra el avance de las especies exóticas invasoras, y se destinan más fondos a la aplicación del Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Pero Naciones Unidas advierte de que la conservación biológica no puede seguir siendo un objetivo de segunda categoría, para lo cual un área clave para luchar contra la pérdida de biodiversidad debe ser la economía. Urge comenzar a apreciar el enorme valor de la diversidad de los animales, plantas y demás formas de vida, y su papel en el funcionamiento de ecosistemas sanos, desde los bosques y los sistemas de agua dulce a los suelos, los océanos o la atmósfera. Por ejemplo, sembrar y proteger 12 000 hectáreas de manglar en Vietnam cuesta un poco más de un millón de dólares (USD), pero supone un ahorro anual en mantenimiento de diques bastante superior a los siete millones. Por eso, de cara a la décima reunión de las partes (COP 10) del Convenio para la Diversidad Biológica, que se celebrará el próximo mes de octubre en Nagoya (Japón), será fundamental, entre otros, lograr que las partes reconozcan que la protección de la biodiversidad debe interpretarse como una inversión económica para prevenir el riesgo que corre la comunidad mundial. Y que establezcan las bases para que los verdaderos beneficios de la biodiversidad y el coste de perderla se reflejen en los sistemas económicos y de mercado.

Naciones Unidas, además, advierte de la gravedad de la pérdida de biodiversidad sobre todo para las comunidades más pobres, que son las que más directamente dependen de los recursos naturales y de la conservación de los ecosistemas.

A nivel europeo, en enero de este año se ha presentado el documento Prioridades Cibeles - Parar la pérdida de biodiversidad en Europa2, que establece diez prioridades de actuación para proteger la biodiversidad. La Presidencia Española de la UE pretende discutir estas prioridades con sus socios y el resto de Europa a fin de contribuir al establecimiento de una genuina agenda europea para la biodiversidad a lo largo de este año.

El documento acuerda incorporar los objetivos y metas para la biodiversidad como parte de la estrategia de la Unión Europea para el 2020, remplazando a las estrategias de Gotemburgo y de Lisboa. También insta a profundizar en la integración de la biodiversidad en las políticas agrícolas, pesqueras, de energía o transporte, o aplicar plenamente las directivas de Aves y de Hábitats y completar el establecimiento de la Red Natura 2000 (y de forma especialmente urgente en el medio marino) para antes de 2012, como se acordó en la Cumbre de Johannesburgo de 2002.

El documento Prioridades Cibeles establece, por otro lado, la necesidad de tomar medidas urgentes para frenar la deforestación y degradación de los bosques, los suelos y los recursos hídricos y controlar la introducción de especies exóticas invasoras. En materia económica, se plantea integrar plenamente el pago por los servicios de los ecosistemas en las estrategias e instrumentos de financiación de la biodiversidad y que la valoración económica de estos servicios se incorpore en el diseño y aplicación de las políticas sectoriales de la UE. La Comisión Europea debería presentar antes de finales de 2010 propuestas en forma de planes de acción sobre los mecanismos e instrumentos adecuados para poder alcanzar estas metas, y el Consejo de Europa debería tomar la iniciativa de elaborar un plan de acción pan-europeo.

Mientras, en España aún se produce el desarrollo normativo de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad y de las directrices de conservación de la Red Natura 2000. A finales de 2009 se constituyó el Consejo Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, y el proceso de consulta sobre el Plan Estratégico Estatal de Patrimonio Natural y Biodiversidad (que establecerá y definirá objetivos, acciones y criterios para promover la conservación, el uso sostenible y, en su caso, la restauración del patrimonio natural) se ha iniciado también recientemente. En dicho proceso, CCOO ha planteado, entre otros aspectos, la necesidad de dotar de presupuesto el plan, así como contar con los recursos humanos suficientes. Para nuestro país y, por extensión, para la UE, la pregunta es si llegaremos a Nagoya con los deberes hechos y, sobre todo, si se invertirán los recursos necesarios para, de una vez, poner a la biodiversidad en un primer plano. Porque desde CCOO sí que creemos en la prioridad de conservar la biodiversidad y porque conservación sin financiación es "conversación".

¿Qué es la biodiversidad?

La variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte, incluyendo la diversidad dentro de cada especie y entre las especies y de los ecosistemas.

¿Qué es el Convenio sobre la Diversidad Biológica CDB?

El CDB es uno de los tres convenios de Río, derivados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida como la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992). Entró en vigor a fines de 1993 y tiene por objetivos la conservación de la biodiversidad, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes. Actualmente son 193 las partes en el convenio (192 países y la Unión Europea).

¿Por qué es importante conservar la biodiversidad?

Porque  constituye el sostén de una gran variedad de servicios ecosistémicos de los cuales han dependido siempre las sociedades humanas. Cuando se pierde algún elemento de la biodiversidad, los ecosistemas pierden capacidad de recuperación y los servicios que prestan se ven amenazados. Los entornos o medios acuáticos más homogéneos y menos variados suelen ser más vulnerables a las presiones externas repentinas, como las enfermedades y las condiciones climáticas extremas. Los servicios ecosistémicos pueden dividirse en cuatro categorías:

  • Servicios de aprovisionamiento de bienes, que benefician directamente a las personas y suelen tener un valor monetario, como la leña de los bosques, las plantas medicinales y los peces de los mares, ríos y lagos.
  • Servicios reguladores. La gama de funciones vitales desempeñadas por los ecosistemas a las que en raras ocasiones se les asigna un valor monetario en los mercados convencionales, como la regulación del clima mediante el almacenamiento de carbono y el control de las precipitaciones locales, la eliminación de contaminantes por medio del filtrado del aire y las aguas, y la protección frente a los desastres, como el deslizamiento de tierras y las tormentas costeras.
  • Servicios culturales, que no ofrecen beneficios materiales directos pero contribuyen a satisfacer ciertas necesidades y deseos más amplios de la sociedad y, por lo tanto, inciden en la predisposición de las personas a costear los gastos de la conservación. Entre otros, cabe mencionar el valor espiritual que se da a ciertos ecosistemas, y la belleza estética de los paisajes o las formaciones costeras que atraen a los turistas.
  • Servicios de apoyo, que no benefician directamente a las personas pero son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas y, por ende, responsables indirectos de los demás servicios, como la formación de suelos y los procesos de crecimiento de las plantas.

(1) http://www.cbd.int/doc/publications/gbo/gbo3-finalen. pdf, presentado por la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) en Nairobi el 10 de mayo de 2010
(2) http://assets.wwfspain.panda.org/downloads/ prioridades_cibeles_2__1.pdf

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