El ecosindicalismo visto desde fuera

La visión del ecosindicalismo de Luis Jiménez Herrero, director del Observatorio de la Sostenibilidad de España; Ecologistas en Acción; Arturo Larena, director de EFEverde y Luis Merino, codirector de Energías Renovables

"CCOO ha liderado la reconversión ecológica sindical" Luis Jiménez Herrero, director del Observatorio de la Sostenibilidad de España  

El ecosindicalismo ha jugado un papel esencial para reorientar la visión del mundo laboral sobre las relaciones entre la economía y la ecología y entender mejor la necesidad de afrontar el cambio del paradigma de la economía convencional en clave de sostenibilidad mediante un nuevo modelo de producción y consumo con fundamentos ecológicos, valores sociales, y responsabilidad ética que, finalmente, redunde en un trabajo digno. Y, seguramente, el hilo conductor de este proceso ha sido la necesidad de revalorizar la dimensión ambiental en el progreso social asumiendo plenamente que el medio ambiente es un factor genuino de desarrollo, no solo generador de empleo, sino que es un constituyente básico para el bienestar y la justicia social. En este sentido, CCOO ha liderado la reconversión ecológica sindical integrando y potenciando la cultura de la sotenibilidad ambiental en los procesos productivos, aportando numerosas iniciativas que van desde la sensibilización y formación de los trabajadores o el impulso de planes de movilidad sostenibles, o las investigaciones sectoriales sobre los yacimientos de empleo verde. Una labor, que debe ser ampliamente reconocida por su aportación a la construcción de un futuro sostenible para todos.

Ecologistas en Acción: “Resulta urgente el establecimiento de un diálogo sincero con otros agentes sociales que defienden principios ecologistas y de justicia social” Equipo de coordinación de Ecologistas en Acción

El ecosindicalismo, entendido como la imbricación de ecologismo y sindicalismo, no es una opción, es una necesidad. La actual crisis es económica, social y ecológica, y tiene sus raíces en una conceptualización de la producción y del trabajo que ignora las bases materiales que sostienen la vida humana y que es físicamente inviable.

La transición hacia una economía justa y sostenible obliga a asumir los inevitables límites físicos del planeta. Debemos pensar en qué es necesario producir para garantizar la reproducción social; cuáles son, entonces, los sectores que hay que potenciar promoviendo condiciones de trabajo decente, y cuáles son los hay que reconvertir con criterios de transición justa. En un planeta con recursos limitados, el reparto de la riqueza, y no la ilusión fáustica de hacer crecer lo que de partida es finito, debe ser un eje central del ecosindicalismo.

CCOO ha sido uno de los sindicatos que más producción teórica ha desarrollado sobre sostenibilidad o producción limpia a través de ISTAS o la Secretaría Confederal de Medio Ambiente. Pero muchas veces esta producción teórica y la práctica sindical no son coherentes. Dentro de la lógica actual no es posible encontrar soluciones viables y, por tanto, resulta urgente el establecimiento de un diálogo sincero con otros agentes sociales que defienden principios ecologistas y de justicia social que supere un modelo productivo y laboral que está resultando tan dañino a los ecosistemas como el conjunto de trabajadores y trabajadoras.

Arturo Larena, director de EFEverde “Sindicalismo ambiental, un camino sin vuelta atrás”

Hace apenas 25 años hablar de sindicalismo y medio ambiente parecía que era algo como mezclar agua y aceite… aparentemente eran cuestiones antagónicas. La industria española contaba con numerosas instalaciones obsoletas sumamente contaminantes. 

Un pujante movimiento conservacionista trataba, a través de la denuncia pública, de transmitir que ese camino no tenía futuro ambiental, económico y tampoco laboral.

La postura sindical podía haber sido la más cómoda: enrocarse en la defensa a ultranza de los puestos de trabajo, con independencia del deterioro que, esa actividad, generase en nuestro medio ambiente. Era la más sencilla, pero también era cortoplacista y tenía poco futuro. En un entorno de crisis marcado por la inevitable reconversión industrial y la pérdida de empleo el movimiento sindical optó –en general– por el camino más complicado el de incorporar las cuestiones medioambientales, así como la sanidad ambiental laboral, a su línea básica de actividad. Insisto que fue difícil, pero tuvieron visión para entender que el medio ambiente lo es todo y lo impregna todo. Entendieron que las condiciones laborales saludables depende de un entorno adecuado y que solo con el compromiso de industria y trabajadores se podía prosperar y superar aquella crisis, laboral y ambiental. Solo, incorporando el medio ambiente, habría un futuro común.

Han pasado los años, superamos aquella crisis y ha mejorado la situación ambiental hasta un punto insospechado. Lamentablemente no ha sido suficiente y volvemos a vivir otra crisis… en este caso global, de un calado infinitamente superior, una crisis en la que, nuevamente, el medio ambiente será un factor determinante para poder superarla. No solo porque en el sector del “empleo verde” hay nuevas oportunidades de empleo y crecimiento sostenible, sino porque desde el ambientalismo, se defiende un nuevo modelo de desarrollo más solidario, transparente y por qué no decirlo, también más ético.

Como periodista ambiental tuve ocasión de ser testigo de excepción de como los dos grandes sindicatos de clase (Comisiones y UGT), pero en especial especial CCOO apostaron por integrar el medio ambiente en sus políticas y convertirlo en un eje esencial de su actividad. Personas como Joaquín Nieto, entonces secretario confederal de Medio Ambiente y Salud laboral de Comisiones, durante muchos años trabajaron por impulsar estas cuestiones y se posicionó como “una fuente fiable de información”, algo que seguramente es el mejor elogio que un periodista ambiental puede dedicar a alguien. El periodismo necesita fuentes honestas y en este sentido tenemos una deuda con Nieto y CCOO.

Desde los sindicatos entendieron además la importancia de un periodismo especializado y los periodistas ambientales entendimos que, desde el respeto, se puede trabajar por un futuro del que todos podamos sentirnos orgullosos. Queda mucho por hacer y ahora, como entonces, nuestro compromiso será seguir contando lo que ocurre.

Luis Merino, codirector de Energías Renovables: “Siempre me ha parecido una heroicidad defender posturas ambientalistas desde un sindicato”.

Siempre me ha parecido una heroicidad defender posturas ambientalistas desde un sindicato. De hecho, he asistido a algunos debates que me han confirmado la dificultad de exponer argumentos en defensa del medio ambiente cuando esos argumentos pueden poner en cuestión determinadas actividades y empleos. Por tanto, lo primero de todo sería reconocer y agradecer la labor de las personas que llevan años mostrando la etiqueta medio ambiente dentro de un sindicato.

Ese tipo de tensiones son muy claras en temas como la energía. Más concretamente, en la defensa de un sector como el de la minería del carbón. Sin duda que los mineros merecen ser defendidos por los sindicatos, pero la actividad de la minería como tal debería ir desapareciendo. Y hablo desde una perspectiva estrictamente ambiental. Por eso siempre me ha chocado que 5.000 mineros del carbón que ven peligrar su futuro puedan tener mayor fuerza movilizadora que 20.000 trabajadores relacionados con empresas de energía solar que han perdido sus puestos de trabajo entre 2009 y 2011. Es fácil entender por qué. Los mineros trabajan en unas pocas empresas donde los sindicatos están históricamente muy asentados. Mientras que la mayoría de los trabajadores de la energía solar son pequeños instaladores, autónomos muchos de ellos y, probablemente, poco sindicados. Sea como fuere, no creo que los sindicatos, no creo que CCOO haya estado igual de diligente a la hora de defender a unos y a otros.

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