¿Cómo afrontamos la próxima cumbre del Clima?

Begoña María-Tomé Gil
La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos ha confirmado que la temperatura global del pasado septiembre fue la más cálida de los 135 años anteriores (desde el inicio de los registros mundiales en 1880). Alcanzó un aumento de 0,72 °C respecto a la media del siglo XX. Además fueron record los meses de agosto, junio y mayo, por lo tanto es altamente probable que 2014 se convierta en el año más caluroso de la historia.

También se han superado los niveles conocidos de concentración de CO2 en la atmósfera, sin precedentes desde hace, por lo menos, 800.000 años. La concentración promedio anual en 2013 fue de 396,48 ppm de dióxido de carbono, un 41% más que los niveles preindustriales. Además esta primavera pasada se superó por primera vez el umbral de las 400 ppm de CO2.

De acuerdo con el documento científico de referencia, el Quinto Informe de Evaluación del grupo internacional de expertos de cambio climático (IPCC), para tener buenas posibilidades de permanecer por debajo de los 2ºC a costes razonables, deberíamos reducir las emisiones entre un 40 y un 70% a nivel mundial entre 2010 y 2050, y disminuirlas hasta un nivel nulo o negativo en 2100. Esto equivale a un escenario de 450 ppm de concentración a finales de siglo.

Sin embargo, con las políticas actuales estamos en vías de alcanzar concentraciones de entre 750 y más de 1.300 ppm de CO2 en 2100 y subidas de temperatura de entre 2,5 y 7,8 °C.

El nuevo informe del IPCC se reafirma en que el calentamiento del sistema climático es inequívoco. Desde la década de 1950 muchos de los cambios observados no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios. La atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado.

El crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero entre 2000 y 2010 ha sido mayor que en las tres décadas anteriores. La humanidad ya ha gastado el 65% de presupuesto de carbono compatible con los niveles de seguridad climática. Si no se le pone freno, el cambio climático aumentará la probabilidad de impactos graves, generalizados e irreversibles que afecten a todos los  niveles de la sociedad y el mundo natural. 

Cambio en la temperatura media terrestre (de 1986–2005 a 2081–2100)

Los líderes mundiales tienen la oportunidad en la próxima Cumbre de Lima en diciembre de allanar el camino para alcanzar un acuerdo climático global justo y ambicioso en 2015 en París.

Entre las prioridades de la Confederación Sindical Internacional para la COP 20 de Lima, destaca la demanda de:

  • Un régimen mundial que asegure con una alta probabilidad que el aumento de la temperatura media mundial se mantiene por debajo de los 2ºC, o de 1,5ºC si es posible, respecto a los niveles pre-industriales.
  • Un compromiso de todas las Partes de la Convención sobre reducción de emisiones - en línea con las conclusiones del Quinto Informe del IPCC-, que incluya un marco ambicioso y equitativo, acordado multilateralmente, en el que todos los países asuman compromisos de mitigación.
  • Un régimen global, adecuadamente financiado,  que apoye una meta mundial para la adaptación, dirigida a garantizar a los ciudadanos su resiliencia a los impactos climático, a través de una acción coordinada en infraestructuras sostenibles, y políticas de protección social y de reducción del riesgo de desastres.
  • Incluir el mecanismo de Transición Justa como un elemento fundamental del Acuerdo que garantice la equidad del mismo en lo que concierna a las vinculaciones de los trabajadores y las medidas de lucha contra el cambio climático.
  • Democratizar el acceso a la energía si queremos conseguir una acción ambiciosa frente al cambio climático, alejarse decididamente de los métodos de extracción de combustibles fósiles y avanzar hacia las energías renovables.

Los países europeos ya han pactado su posición para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en las negociaciones del Clima. El nuevo paquete de Energía y Clima 2030 establece objetivos vinculantes de al menos el 40% de reducción de emisiones y una cuota del 27% de energías renovables, y un objetivo indicativo del 27% de mejora en la eficiencia energética en comparación a las proyecciones de consumo previsto.

Un acuerdo decepcionante si atendemos  a las necesidades y capacidades de nuestra región para reducir el consumo de energía y avanzar en la transición a una economía baja en carbono a 2050. La Confederación Europea de Sindicatos (CES) y Comisiones Obreras habían reclamado al menos un 30% de renovables y un objetivo obligatorio al menos un 40% de eficiencia energética, con compromisos individuales para los Estados miembro.

Los compromisos europeos adquiridos en renovables y eficiencia energética son prácticamente los que se alcanzarán en un escenario tendencial, desaprovechando la oportunidad de crear más de 568.000 empleos adicionales.

Lo dice claro Bernadette Ségol, Secretaria General de la CES: “Europa no va a generar inversiones y crear puestos de trabajo con estos objetivos tan poco ambiciosos para las energías renovables o la eficiencia energética”. “El movimiento sindical seguirá presionando para una acción climática ambiciosa para crear empleos de calidad combinados con una transición justa para los trabajadores y sus comunidades “. 




Dos rutas antagónicas de aumento de emisiones con un trayecto común

El gráfico izquierdo representa dos posibles rutas. La franja roja marca la previsible evolución de las temperaturas medias globales si seguimos las tendencias actuales. La franja azul representa la evolución de las temperaturas si las emisiones de gases de efecto invernadero si se limitaran de forma rápida y sustancial. Siguiendo la primera ruta, las temperaturas globales subirán unos 4°C hacia finales del presente siglo; La segunda supondría un ascenso de alrededor de 1,5°C en relación con el periodo preindustrial.

El gráfico situado a la derecha, representa los efectos del ascenso de las temperaturas en relación con cinco “motivos de preocupación”: los riesgos para sistemas únicos amenazados, los riesgos de eventos extremos, como olas de calor, lluvias torrenciales o inundaciones costeras; los riesgos de que la distribución de los impactos se amplíe, afectando a una alta proporción de las personas y comunidades; los riesgos de “impactos globales agregados” (impactos sobre el conjunto de la economía global y la biodiversidad planetaria) y los riesgos de “eventos singulares a gran escala” (aquellos que se “disparan” al sobrepasar umbrales clave y que generan cambios imparables en elementos clave del sistema climático).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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