Los costes económicos y los riesgos asociados a la contaminación industrial en la UE

Antonio Ferrer Márquez es técnico del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud.

La contaminación industrial es responsable de un parte importante de las emisiones que afectan muy negativamente a la calidad del aire que respiramos. No abordar las inversiones que harían de nuestra industria una actividad más limpia no sólo compromete nuestra salud y la del medio ambiente, sino también la sostenibilidad de dicha industria y del empleo que genera.

A pesar de los avances en el control de la contaminación atmosférica en las últimas décadas, el impacto de la exposición a la misma en Europa sigue siendo muy importante.La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) estima que la primera causa ambiental de muerte prematura en la Unión Europea es la deficiente calidad del aire que respiramos, ocasionando 450.000 muertes al  año [1]. En Estado español las muertes prematuras anuales asociadas a la exposición a partículas finas (PM2,5) se estiman entre 16.000 y 33.000.

La contribución de la contaminación de origen industrial a este problema es muy relevante. En el conjunto de la UE, se calcula que el sector industrial produce en torno al 20-30% deltotal de las emisiones atmosféricas.

Según la Comisión Europea, los costes directos e indirectosasociados a la contaminación atmosférica a los que tienen que hacer frente la ciudadanía de la UE están comprendidos entre los 330.000 y los 940.000 millones de euros anualessegún los diferentes métodos de cálculo. Por su parte, la  AEMA [2] ha estimado que la contaminación atmosférica procedente de los 10.000 complejos contaminantes más grandes de Europa les costó a los ciudadanos entre 59.000 y 189.000 millones de euros en el periodo 2008- 2012. Para este cálculo se tuvieron en cuenta los perjuicios para la salud humana y el medio ambiente, las pérdidas del sector agrícola y los daños materiales sobre edificios.

Los costes más elevados se relacionan con los principales contaminantes atmosféricos: amoniaco (NH3), óxidos de nitrógeno (NOx), partículas (PM), dióxido de azufre(SO2)y compuestos volátiles orgánicos sin metano (COVNM).

En menor medida estos costes están también asociados al CO2, metales pesados y compuestos orgánicos persistentes como el benceno.

La mitad del coste total de los daños ambientalesfue provocado por sólo 147 complejos industriales. De las 30 instalaciones individuales identificadas como causantes del mayor daño, 26 eran instalaciones de generación de energía, alimentadas principalmente por carbón y lignito.La suma de las emisiones de SO2, NOx, NH3, PM10 y COVs son responsables de daños valorados entre 40.000 y 115.000 millones de euros, mientras que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) contribuyeron, por sí solas, a daños ambientales que pueden llegar a los 73.000 millones de euros.

No obstante, las emisiones atmosféricas y los costes económicos de los daños asociados a las mismas habrían disminuido en los últimos años. Entre las razones para ello se encontrarían los impactos de la legislación ambiental, la mejora de la eficiencia de las plantas, los cambios en el mix energético y la recesión económica en Europa, que ha provocado caídas en los índices de producción industrial: según EUROSTAT, el índice de producción industrial del año 2014 en la UE fue un 8% menos que el registrado en el año 2008. En el caso del Estado español, el descenso fue del 22% para este mismo periodo.

A ello también habría que sumar también la desaparición o deslocalización de una parte importante del tejido industrial de la UE, en particular de la industria manufacturera pesada más contaminante, con la consiguiente destrucción de empleo asociada.

Sin embargo, las evidenciascientíficas y las cifras de los daños de la contaminación atmosférica sobre la salud y el medio ambiente continúan aumentando a medida que se investiga con mayor profundidad y con rangos temporales más amplios.

La situación en el Estado español

Respecto a la contribución del sector industrial español al conjunto del total de las emisiones de los principales gases contaminantes [3] cabe destacar que, en el año 2012, la mitad de las emisiones de óxidos de azufre (SOx) procedieron de este sector, así como el 25% de las emisiones de CO, el 22% de las emisiones de CO2y el 21 % de los COVNM. Respecto a las emisiones de partículas (PM2,5 y PM10), el porcentaje en el año 2012 estaba próximo al 24% en ambos casos [4].

Por su parte, si nos referimos a las emisiones de lasinstalaciones industriales con mayor potencial contaminante del Estado español, en base a los datos del Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (Registro PRTR), los óxidos de nitrógeno aparecen como la principal sustancia contaminante emitida (al margen del CO2), con el 28% del total del año 2013 [5]

Esta información está referida a las emisiones que superan los valores umbrales de información, a partir de los cuales esta información se publica en el Registro PRTR.

Como se observa de las anteriores estadísticas, la contribución de la contaminación atmosférica de origen industrial al total de las emisiones de sustancias contaminantes más dañinas para la salud y el medio ambiente es muy relevante.

En lo que respecta al coste económico asociadoa las emisiones atmosféricas de las mayores plantas industriales españolas, la AEMA ha estimado que éstese situó entre los 19.300 y los 41.900 millones de euros durante el periodo 2008-2012.

En este contexto, la evolución del gasto industrial en protección ambiental desde el inicio de la crisis ha ido disminuyendo paulatinamente, como se observa en la siguiente gráfica.

imagen1

En concreto, la inversión en el ámbito de la reducción de las emisiones atmosféricas en el año 2012 registró una disminución anual del 29,3% en equipos e instalaciones independientes, y del 6,5 % en equipos e instalaciones integrados.

Mientras que el año 2008, la inversión llegó a suponer el 49% del gasto total, en el año 2012 apenas alcanzó el 26%. Si tomamos una serie temporal más amplia, se observa que el nivel de inversión estaría en niveles similares a los del año 2000.

Una de las conclusiones que se pueden extraer de la evolución de la inversión en protección ambiental es el efecto de la normativa ambiental en el mismo. El periodo de mayor inversión, entre los años 2002 y 2008, coincidió, al margen de con mayores niveles de producción, con el proceso de solicitud de la Autorización Ambiental Integrada, derivada de la Ley 16/2002 de prevención y control integrados de la contaminación (ley IPPC), por parte de las instalaciones industriales con mayor potencial contaminante del país.

iEs cierto que muchas instalaciones hicieron un esfuerzo muy importante para adaptarse a los requisitos exigidos por la normativa, pero también es evidente que la aplicación de la normativa IPPC en el Estado español adoleció de una amplia flexibilidad y falta de rigor a la hora de promover la implantación de las mejores técnicas disponibles y de establecer los valores límite de emisión a las instalaciones afectadas en base a estas MTD. Previsiblemente, este hechova a exigir, en los próximos años, un esfuerzo inversor importante para adaptarse a los nuevos requisitos establecidos en la Directiva 2010/75/UE de Emisiones Industriales (DEI), en un escenario el que todavía no se puede hablar de recuperación económica.

Y otra de las conclusiones que se puede extraer es que la disminución del gasto y de la inversión en protección ambiental de nuestro tejido industrial también ha coincidido con un escenario de desregulación ambiental en el Estado español, iniciado ya en la anterior legislatura pero que en la actual ha llegado a cotas máximas.

Todo esto pone de relieve la importancia de la normativa para mejorar la calidad ambiental y reducir los riesgos sobre la salud de la población y para promover un tejido industrial sostenible, no sólo en lo ambiental, sino también en lo económico, con la reducción de sus costes a partir de las mejoras en su eficiencia, en el uso de los recursos, en la prevención de sus impactos y en la minoración de sus riesgos ambientales, etc.Un tejido industrial que es esencial para la recuperación económica y para el mantenimiento y la creación de empleo.

Las centrales térmicas de carbón: un ejemplo paradigmático

Un ejemplo paradigmático de todolo expuesto hasta el momento es el de las centrales térmicas de carbón, en el que se manifiestan la problemática ambiental asociada a las emisiones de óxidos de nitrógeno, de azufre y de partículas de estas instalaciones y un programa de inversiones económicas insuficiente para reducir y controlar su impacto ambiental y poder adaptarse a los cambios normativos que buscan mejorar la calidad del aire.

A estas instalaciones, la Directiva de Emisiones Industriales les va a exigirunas condiciones a partir del año 2016- entre ellas unos límites máximos de NOx-que las pondrá en la tesitura de elegir entre una reducción de sus horas de funcionamiento a 1.500 horas al año- con lo que la mayoría probablemente no podrían cubrir sus costes fijos y se verían abocadas al cierre o acometer inversiones para implantar sistemas de desnitrificación. Dentro del segundo supuesto se encuentran la centrales térmicas de Aboño 2 y Soto 3 , en Asturias, que con una inversión prevista cercana a los 100 millones de euros para la construcción de sendas plantas de desnitrificación reducirán sus emisiones de NOx en un 80%, con lo que podrán prolongar su funcionamiento, al menos, hasta el año 2035. Esta adaptación supondrá no sólo el mantenimiento de los puestos de trabajo actuales en las dos instalaciones (400 personas a diario, cifra que se eleva hasta las 1400 personas cuando se realizan paradas programadas) sino la contratación de 200 personas más para las labores de construcción de los módulos de desnitrificación [6]. Los mismos pasos van a seguir, por ejemplo, la central térmica de Carboneras (Almería) o la de Meirama (A Coruña), mientras que otras muchas no han garantizado las inversiones necesarias para cumplir los nuevos requisitos ambientales y se han acogido a un plan nacional transitorio de cierre programado que obliga a limitar las horas de funcionamiento, mediante un reducción de sus horas de funcionamiento por debajo del 35% hasta su clausura definitiva en el año 2023.

Entre las muchas conclusiones que se podrían sacar del ejemplo propuesto conviene destacar el impacto que puede tener sobre el empleo la ausencia de una constante y progresiva adaptación técnica de los procesos productivos que responda a sus impactos ambientales y a los desarrollos normativos para prevenirlos, reducirlos y controlarlos.

Un camino equivocado

Sin embargo, la respuesta de una parte de los sectores industriales, con la connivencia de la nueva Comisión Europea, está yendo por otros derroteros: en la actualidad se están discutiendo y aprobando, a nivel de la UE, los Documentos de Mejores Técnicas Disponibles (Documentos BREF) de una serie de actividades industrialesafectadas por la Directiva de Emisiones Industriales. En base a las conclusiones de estos documentos se van a establecer los Valores Límite de Emisión que se van a exigir a las instalaciones. Pues bien, en los grupos de trabajo en los que se van a acordar estas MTD se está imponiendo el criterio de poderosos lobbies industriales. Por poner un ejemplo, en la delegación española del grupo de trabajo que determinará los VLE de las instalaciones térmicas de carbón hay 8 miembros de los 12 que la integran que pertenecen a los sectores eléctricos y energéticos, frente a tres miembros de la Administración y uno procedente de un organismo técnico. De hecho, España es el país de la UE que más representantes del sector energético privado tiene en sus órganos de negociación.[7] 

Cuando se imponen los intereses de los lobbies frente a las posiciones de organismos técnicos, organizaciones ambientales e incluso Gobiernos nacionales, el resultado es que las opciones técnicas elegidassuponen unos VLE superiores alos necesariospara minimizar los daños sobre la salud y el medio ambiente y no garantizan la incorporación a los procesos industriales de la tecnología ambiental actualmente disponible. Esta tecnología está ya implantada y operando en muchas instalaciones y lleva asociada unos VLE mucho más bajos que los que se están contemplando ahora mismo en la discusión de varios de estos documentos BREF.

Esta estrategia, además de los daños sobre la salud y el medio ambiente que ocasiona, conlleva importantes riesgos para los sectores e instalaciones que pueden quedar en una situación de obsolescencia frente a posibles cambios normativos que pudieran acontecer en el futuro como consecuencia de las presiones que otros sectores industriales o países europeos puedan ejercer debido a que éstos sí hayan asumido opciones tecnológicas más avanzadas con un mayor esfuerzo inversor.Y tras este hecho subyace, nuevamente, la pérdida de empleo en aquellas instalaciones que no puedan adaptarse, como está aconteciendo con muchas de las instalaciones térmicas de carbón de nuestro país.

Todo lo anterior nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de adaptar muchos de los actuales procesos industriales para consolidar un tejido industrial sostenible en lo económico y en lo ambiental, que pueda garantizar el mantenimiento y la creación de empleo y la mejora de la calidad de nuestro entorno a niveles que asegure la protección de la salud humana y del medio ambiente.

 

 


[1] Informe Anual  de la Calidad del Aire en la Unión Europea. Año 2014. Agencia Europea del Medio Ambiente.

[2] Los costes de la contaminación atmosférica procedente de las plantas industriales en Europa 2008-2012. Agencia Europea del Medio Ambiente. Año 2013

[3] Perfil ambiental de España 2013. MAGRAMA

[4] Perfil ambiental de España 2013. MAGRAMA

[5] Esta  información  está referida a las emisiones que superan los valores umbrales de información, a partir de los cuales esta información se publica en el Registro PRTR.

[6] Ver artículo “Un carbón con mucho futuro” .Cinco Días, 11/11/14.

[7] “Lacortina de humo de la industria energética”. Belén Domínguez. EL PAIS, 11/03/14.

 

La Comisión Europea decide aplazar la revisión de la Directiva de Techos Nacionales de Emisión

La nueva Comisión Europea (CE) ha decidido posponerla revisión de la Directiva de Techos Nacionales de Emisión para modificarla como parte del seguimiento legislativo del conjunto de medidas relativas al cambio climático y la energía para 2030. Esta norma, cuya revisión acumula ya un retraso de 10 años, estableció en su día las emisiones máximas por país para cuatro de los contaminantes atmosféricos con mayor impacto sobre la salud y el medio ambiente (dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoníaco).

En la propuesta de revisión presentada en diciembre de 2013 por la anterior Comisión Europea se preveían límites nacionales de emisión más estrictos y se extendía la lista de los contaminantes afectados. Si bien el texto era muy mejorable, contenía algunos avances frente a la normativa vigente, por ejemplo al introducir normas para evitar el dumping ambiental Además se abría la posibilidad de introducir mejoras a la misma a través de su tramitación parlamentaria. La revisión de esta Directiva era justificada por una voluntad de reducir el impacto sanitario y evitarhasta 58 000 muertes prematuras asociadas a la exposición a la contaminación atmosférica en la UE.

Sin embargo, la decisión de posponer esta revisión es un gran obstáculo para mejorar la calidad del aire que respira la ciudadanía europea y disminuir los graves daños y riesgos asociados a la contaminación atmosférica a la que está expuesta.

 


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