Productos forestales no maderables y empleo

Mariano Sanz Lubeiro. Secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO de Castilla y León.

Mariano Sanz Lubeiro. Secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO de Castilla y León.
Castilla y León es un territorio extraordinariamente forestal, como demuestra el hecho de que más del 51% de su territorio tenga la condición jurídica de monte. La superficie arbolada regional se aproxima a los 3 millones de hectáreas y debe representar un sector económico estratégico tanto para la creación de riqueza y empleos verdes como para el asentamiento poblacional en una región con una pérdida de población importante en lo general, pero mucho más acusada en el ámbito rural donde la falta de oportunidades empuja a los jóvenes lejos en busca de futuro. Es fundamental impulsar este sector para que pase de ser una promesa a una realidad pero se enfrenta a problemas estructurales que vienen lastrando las posibilidades de desarrollo desde hace años.

El pasado día 25 de noviembre, en el marco del Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), CCOO de Castilla y León fue invitada a participar en una mesa técnica denominada “Productos forestales no maderables: construyendo otras cadenas de valor desde el bosque” donde, junto a representantes de la administración, propietarios privados, ingenieros de montes y expertos universitarios, tuvimos la oportunidad de debatir de estos productos no maderables, es decir bienes de origen biológico distintos a la madera que se producen en los bosques, en otros terrenos arbolados y de árboles situados fuera de los bosques. Productos como la resina, la castaña, los hongos, el piñón, corcho, frutas del bosque, plantas medicinales etc. Para CCOO de Castilla y León, uno de los principales problemas estructural al que hay que hacer frente es la reducción de los recursos y presupuestos destinados a prevenir y combatir los incendios, con empleados públicos y no cayendo en la reducción de costes a través de subcontrataciones privadas que reducen las cuantías de los tajos a costa de precarizar laboral y salarialmente las condiciones de los trabajadores. La presencia de este operativo no puede ceñirse a las temporadas altas de posibilidad de incendios, debe ser una labor de todo el año preparando y conservando las masas, de esta manera las posibilidades del fuego se reducirían considerablemente. Además la atención a la prevención de enfermedades y controles de plagas es vital para una adecuada explotación.

Otro elemento clave es la necesidad de estructurar y vertebrar un sector caracterizado por un número elevado de propietarios forestales (minifundismo) con pequeñas extensiones de terreno, de media 3 hectáreas. Urge agrupar a los propietarios, fomentar el asociacionismo y la unión de terrenos para favorecer una explotación más rentable y eficiente. Existen ejemplos de cooperativismo y gestión colectiva de las tierras que pueden favorecer esta medida.

Por último, en esta breve exposición de las dificultades para incentivar la actividad en este subsector, debemos reclamar medidas por parte de las administraciones estatales y regionales. La primera, aumentar la protección de masas forestales pero también impulsar otros aspectos vinculados con la ordenación de los montes, es decir con la planificación de las actuaciones a desarrollar sobre el monte durante un plazo variable para alcanzar los objetivos de una explotación adecuada. Hay que invertir en planificar pero también en investigación y desarrollo de mejora de las masas forestales y en productos de calidad fijándose en estupendos ejemplos que nos dan algunas empresas agroalimentarias de nuestra región.

La realidad es que actualmente el empleo en el sector es estacional y precario ya que en la mayoría de los casos no es la actividad principal sino uncomplemento de rentas. Además no está adecuadamente remunerado, ni reconocido socialmente. Cuando debatíamos sobre la “valorización de la cadena de valor” manifestábamos que los trabajadores son el “aceite” de la cadena de valor y en esta hay importantes diferencias en las condiciones salariales y de trabajo entre los que cuidan y recolectan los productos y los que les transforman. Es más, hay una gran heterogeneidad de normativas y regulación de este tipo de aprovechamientos que favorece el trabajo y la economía sumergida, lo cual conlleva trabajo desregulado, sin derechos y sin cotización.

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Después de dos años de vigencia la mayoría de las empresas se descolgaron del II Convenio forestal en 2011, hecho que trasladó los grandes recortes de la administración al sector y a las empresas deteriorando las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. En la actualidad, tras más de un año de áspera negociación, logramos firmar el III Convenio Colectivo para el Sector de Actividades Forestales de Castilla y León que mejora el Convenio Marco y tiene la virtualidad que está firmado también por UGT. Afecta a unos 2.000 trabajadores y a unas 40 empresas que operan en la región.

En Castilla y León venimos reclamando desde hace años la apertura de una mesa de diálogo social sobre el sector que por fin logramos constituir en 2015. No está resultando fácil, pero creemos que desde el dialogo podemos avanzar en base al compromiso público, la cooperación y la profesionalización. Se deben preparar las condiciones para crear empleos verdes y las medidas deben ir dirigidas en esa dirección. Así venimos acordando incrementos de presupuestos en programas de desarrollo en el sector y en medidas del Plan de Movilización forestal.

Es básico que se imparta formación para familias profesionales para el aprovechamiento forestal adaptadas a los entornos de las comarcas geográficas. Pensando no solo en la producción y recolección sino también su transformación. En la necesaria diversificación de productos y actividades para asegurar actividad y rendimientos a lo largo de la mayoría del año. Debemos de engrasar la cadena desde la base, incluyendo en la formación contenidos de promoción del asociacionismo y gestión compartida.

Sin duda, nuestros bosques ofrecen numerosas oportunidades de actividad económica y empleo que venimos manifestando con declaraciones y estudios como el de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO denominado “Sector Forestal: Propuestas de cambio para la creación de 50.000 empleos” (2012). Invertir en el sector genera empleo, reduce las posibilidades de incendios, ofrece externalidades positivas asociadas: refugio de fauna y flora, mantenimiento de la biodiversidad, retención hídrica, sumidero de carbono,asentamiento poblacional y un largo etcétera.

 

 

 

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