Transición energética: una visión desde los colectivos más vulnerables

El proyecto FETA sobre transición justa, promovido en España por la Fundación 1º de Mayo - ISTAS, busca dar voz a colectivos vulnerables y recoger recomendaciones políticas para combatir la pobreza energética

Adela ha vivido desde que nació en el madrileño barrio de Lavapiés. “Nací en la antigua maternidad de Mesón de Paredes y nunca me he movido del barrio”, recuerda. Su vida nunca fue fácil; primero como huérfana y luego como madre soltera, siempre ha tenido dificultades, pero a base de trabajo, ha conseguido llevar una vida digna, asegura. Hasta ahora. Con una montaña de facturas cada vez más altas, la vida se complica. “Hoy tengo una pensión con la que no puedo vivir. Hemos retrocedido, a pesar de todo lo que hemos luchado, se está peor ahora que nunca”, se queja.

 

Y, sin embargo, Adela quiere seguir luchando. Por ello, cuando se enteró del proyecto Fair Energy Transition for All (Transición energética Justa para Todos o FETA por sus siglas en inglés), por el que se están recogiendo opiniones de personas de colectivos vulnerables sobre la transición energética, no se lo pensó dos veces. “Yo tengo esperanza de que se nos escuche. Yo vengo a aportar mi grano de arena”, asegura.

 

Como Adela, más de 100 personas han participado durante el último año en los diez grupos focales organizados por la Fundación 1º de Mayo-ISTAS como parte de este proyecto europeo, liderado por la King Baudouin Foundation (Bélgica) y financiado por un consorcio de grandes fundaciones europeas (Network of European Foundations NET). La iniciativa se está desarrollando en otros ocho países europeos y busca dar voz a la parte de la sociedad que, por la precariedad de su situación socioeconómica, queda al margen del debate sobre la transición energética y sus consecuencias. “Estamos recogiendo vuestras opiniones para que las recomendaciones que finalmente hagamos llegar a las instancias políticas representen vuestra voz”, explicó Vicente López, director de la Fundación 1º de Mayo-ISTAS y uno de los facilitadores en los foros. Los otros países participantes son Francia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Polonia, Bulgaria e Italia.  

 

Carmen, originaria de República Dominicana y residente en Madrid, también espera encontrar un canal de comunicación que realmente llegue a la clase política. "Se nos escucha poco porque no se reflejan nuestras inquietudes en las medidas que los políticos toman. Yo espero que de esta manera nuestra opinión llegue a quien tiene que llegar”, aseguró en uno de los foros.

 

Sin embargo, para ellas el cambio climático no tiene nada que ver ni con contabilidad de emisiones de gases de efecto invernadero, ni con la huella de los productos que consumen ni con energías renovables, sino con cosas más inmediatas como el precio de la electricidad. “Para mí la transición energética supone empeorar, porque las facturas cada vez suben más”, se queja Edith, originaria de Camerún.

 

Porque Adela, Carmen, Edith y el resto de participantes hablan de problemas que a menudo se omiten del debate sobre la transición energética. Como las circunstancias mínimas que deben cumplirse para que la transición sea realmente justa: un trabajo digno para todas las personas, una vivienda decente y las necesidades básicas satisfechas. O de su miedo a que la transición se apoye sobre sus hombros y que los mayores esfuerzos los tengan que hacer los colectivos más vulnerables.

 

José, por su parte, cree que el principal problema es la actitud “ambigua” de la industria energética. “Todo lo que sea transición energética que no les afecte a su cuenta de resultados lo están apoyando, pero en cuanto hay medidas que les afectan, la descarbonización deja de ser una prioridad”, asegura. Y Celia, de 23 años y originaria de la ‘España vaciada’, como dice ella, asegura que el principal problema es de falta de información. “Yo que soy joven tengo muy poca información si me tengo que ir a un piso de alquiler sobre las opciones de energía y sobre los gastos que supone cada una para que no supere a lo que yo ingreso”, se queja.

 

El proyecto se ha dividido en tres etapas: una primera, de contacto con personas vulnerables para que diesen su punto de vista sobre la transición y hablasen de sus preocupaciones energéticas; una segunda, de reunión con expertos para recoger posibles recomendaciones a la autoridades que los colectivos vulnerables no se queden al margen de la transición y sean más víctimas que partícipes; y una tercera, en la que se han organizado foros en los que esas recomendaciones han sido trasmitidas a los vulnerables para que las analicen, valoren y maticen. 

 

Esas propuestas, y muchas otras, serán recogidas en un informe nacional elaborado por la Fundación 1º de Mayo-ISTAS y que incluirá además recomendaciones políticas adaptadas a cada país para conseguir una transición más justa. Los informes nacionales, que serán compartidos con el resto de organizaciones participantes en el mes de septiembre, se reflejarán de forma sintetizada en un informe europeo que se presentará en el mes de noviembre. “Lo importante es poner el altavoz a quien no lo tiene”, asegura José. “Este tipo de procesos participativos ayudan a que ciudadanos que de otra forma no podrían expresarse en estos ámbitos, lo puedan hacer”, concluye.


 

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