Disolventes orgánicos. Una aproximación.

Los disolventes se utilizan en la industria principalmente para quitar o disolver la grasa, aceite y suciedad, o también se utilizan para diluir o portar otros materiales. Son componentes de multitud de productos: pinturas, barnices, colas, pegamentos, decapantes, tintas, lacas, insecticidas, herbicidas, productos de limpieza y de limpieza en seco, entre otros. Se estima que en torno a 10 millones de trabajadores estadounidenses y entre 1 y 2 millones de trabajadores alemanes están expuestos a disolventes.

La volatilidad de los disolventes hace que éstos se evaporen rápidamente en el aire, alcanzando concentraciones importantes en espacios confinados. Los riesgos mayores para el ser humano se produce por la absorción de éstos a través de la piel y por inhalación. El contacto directo con la piel permite que el disolvente pase a la sangre, causando efectos inmediatos y a más largo plazo. La inhalación constituye la vía de exposición más peligrosa, porque los pulmones son muy eficaces en distribuir una sustancia por todo el cuerpo, pudiéndose inhalar concentraciones muy elevadas en breve plazo, además de resultar muy difícil controlar esta vía de exposición (Campaña: «Conoce lo que usas». Gabinete de Salud Laboral de la Confederación de CC.OO.).

En algunos estudios, que relacionan las lesiones neurológicas con la exposición crónica a disolventes, los investigadores hallaron un menor rendimiento en los trabajadores/ as que estaban expuestos a niveles inferiores a los máximos legales fijados por las autoridades. Por ejemplo, en un estudio efectuado en Suecia sobre los pintores de automóviles y de la industria que utilizan aerosoles, se descubrió un aumento estadístico significativo de síntomas psiquiátricos como la irritabilidad y dificultades de concentración. Los trabajadores que presentaban síntomas relacionados con los disolventes constituían la mayoría de los pacientes de las clínicas de medicina laboral de Suecia a mediados del decenio de 1980. Los problemas psiquiátricos cuyo origen puede encontrarse en la exposición laboral a disolventes son indemnizados por el Consejo Nacional de Seguros Sociales de Suecia (Riesgos Ambientales para la Salud. Ann Misch).

Entre los disolventes orgánicos más utilizados, se encuentran el benceno, tolueno y xilenos (BTEX) o las cetonas, aunque son particularmente tóxicos y contaminantes los disolventes clorados, como el percloroetileno, 1,1,1-tricloroetano, triclorometano, cloruro de metileno, cloroformo, tetracloruro de carbono, tricloroetileno, hexaclorobenceno, etc.

Tanto por razones medioambientales como de salud, países como Suecia ya han adoptado medidas de prevención como es la eliminación progresiva de algunos disolventes clorados, en particular, el percloroetileno, el tricloroetileno y cloruro de metileno.

Efectos sobre la salud humana

A continuación se describen los efectos generales asociados a la exposición a disolventes orgánicos.

  • Efectos agudos: irritación de la piel, ojos y vías respiratorias, dolores de cabeza, mareos, náusea, cansancio, apatía e inconsciencia.
  • Efectos a largo plazo:
    • Efectos carcinógenos: triclorometano,tetraclorometano, diclorometano.
    • Efectos reproductivos: percloroetileno, tricloroetileno, tetraclorometano, diclorometano, metil cloruro, 1,1,1-tricloroetano.
    • Efectos neurotóxicos: cada vez existe mayor evidencia de que todos los disolventes orgánicos pueden ser irreversiblemente tóxicos para el sistema nervioso central.
    • Efectos sobre el riñón e hígado: tricloroetano, hexaclorobenceno.

Efectos sobre el medio ambiente

La principal preocupación con respecto a la introducción de disolventes orgánicos en los ecosistemas, al igual que todos los compuestos antropogénicos, se encuentra en que estas sustancias son ajenas al medio natural y, por tanto, presentan dificultades para la asimilación y eliminación de estas sustancias. La otra gran preocupación está en la alta afinidad de compuestos orgánicos a las membranas celulares, por lo que tienen tendencia a acumularse en los seres vivos, concretamente en los tejidos grasos. La presencia de estos compuestos pueden causar daños en los seres acuáticos y terrestres.

Algunos disolventes clorados, como son los CFCs, tetracloruro de carbono o 1,1,1-tricloroetano, son destructores de la capa de ozono. Otros disolventes, como el tetracloroetano, se degradan en el aire o reaccionan con otras sustancias o por efecto fotoquímico para formar otros compuestos, en ocasiones más tóxicos y persistentes.

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