Resolución de CC.OO. ante la cumbre de Kioto

En el editorial del anterior número de DAPHNIA destacábamos ya la importancia de que en la tercera Conferencia de las Partes del Convenio sobre Cambio climático se dieran compromisos efectivos para reducir las emisiones de gases de invernadero.

El Gobierno Español ha venido adoptando una postura irresponsable e insolidaria porque no sólo no prevé reducir las emisiones de CO2, sino que proyecta aumentarlas en un 14% para el año 2000 en relación con los niveles de 1990. Esta posición es irresponsable porque el cambio climático afectará negativamente a sectores económicos tan cruciales para nuestro país como el turismo, la agricultura y la industria alimentaria. Es insolidaria, porque las emisiones por habitante en el Estado español, aunque son menores que la media europea, son superiores a la media mundial y por lo tanto a las emisiones que nos corresponderían en un proceso equilibrado y solidario de uso de los recursos a nivel mundial.

CC.OO. ha venido exigiendo la adopción de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 que se definieron en la Conferencia de Toronto de 1988 y que algunos países han adoptado unilateralmente: 20% para el año 2005 respecto de las emisiones de 1990. Para alcanzarlos hace falta una profunda revisión ecológica de las políticas energéticas, de transporte e industriales en la línea de lo definido en el VI Congreso Confederal.

La novedad más notoria en la preparación de la cumbre de Kyoto es la propuesta de la UE de una reducción conjunta a nivel europeo de un 15% de las emisiones de dióxido de carbono, metano y oxido nitroso para el año 2010. Esta posición, aunque insuficiente respecto a lo que recomienda la comunidad científica, es sin duda un avance respecto a la mera “estabilización” que proponía la UE en el pasado. Pero para que esta propuesta se oriente de verdad hacia la reducción y pueda tener un efecto real en Kyoto ante las posiciones inmovilistas de algunos países, como EE.UU., es necesario que:

  1. La propuesta de la UE se convierta en una opción mínima de reducción unilateral, independiente de las posiciones de los demás países en la cumbre.
  2. Vaya acompañada de medidas que realmente lo hagan posible, particularmente el fomento masivo de las energías renovables, la estabilización del transporte y la tasa sobre el CO2 y otros combustibles fósiles.
  3. Se exijan esfuerzos de reducción a todos los países, aunque lógicamente dichos esfuerzos sean desiguales.

En el dossier de este número aparece un resumen del documento elaborado entre CC.OO., UGT y las organizaciones ecologistas Aedenat y CODA y que forma parte de una campaña que desarrollaremos a lo largo de estas próximas semanas para dar a conocer a la sociedad nuestras propuestas y presionar a las administraciones para que adopten las medidas necesarias para la mencionada reducción de los gases de invernadero.

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