El Ministerio de Medio Ambiente ha aireado en las últimas semanas el aumento de su capacidad de inversión para el próximo año 1999 (un 7,4%) respecto de 1998 en el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que están siendo sometidos actualmente a debate parlamentario. Esta circunstancia debería, en principio, alegrar a quienes tienen interés en la mejora del medio ambiente. Pero antes de echar las campanas al vuelo es preciso analizar si el gasto previsto es suficiente y, sobre todo, a que partidas concretas se va a asignar.
Lo primero que llama la atención es la gran cantidad de recursos que se siguen destinando a obras hidráulicas (nuevos embalses, trasvases). De un total de 177.000 millones de inversión directa para el conjunto de partidas, nada menos que 103.000 millones se reservan para infraestructuras hidráulicas mientras, por ejemplo, se destinan sólo 13.000 a conservación del medio natural, 5.700 a Parques Nacionales y 3.600 a calidad ambiental. Esta última partida es especialmente escandalosa puesto que de ella depende todo lo que se refiere a la ejecución del Plan Nacional de Residuos Peligrosos, calidad del aire y residuos urbanos, entre otros.
Según el mencionado Plan de Residuos Peligrosos cada año tendría que establecerse una aportación de la Administración Central de más de 8.000 millones para que las Comunidades Autónomas pudieran poner en marcha los mecanismos para la gestión de dicho Plan, del que un 45,2% iría destinado a prevención de residuos (reducción en origen) tal como comentamos en otro artículo de este número. El nivel de ejecución presupuestaria de este Plan en años anteriores ha sido mínimo y, a la vista de las cifras previstas para este año, la situación no va a ser mejor. Esto es grave ya que, mientras tanto, el volumen y la toxicidad de los residuos industriales sigue incrementándose.
Otros aspectos en los que, o se han disminuido las inversiones, o estas siguen siendo muy escasas son, la dotación para medidas referentes a evitar el cambio climático, deslindes y recuperación de cauces fluviales y actuaciones en conservación forestal. La falta de inversión en este último aspecto ha provocado movilizaciones de la Mesa Forestal andaluza que ven peligrar no sólo el mantenimiento de sus bosques, sino un millón y medio de jornales en algunas de las zonas más desfavorecidas desde el punto de vista social.
Así pues, el presupuesto para el medio ambiente sigue siendo muy insuficiente para atajar el deterioro que se sigue produciendo tanto en el medio ambiente natural como en el industrial. Yes que además del reparto de gastos que se realiza y que hemos comentado, el Gobierno no prevé ninguna inversión que no cuente con la correspondiente financiación comunitaria. Es decir, ni una peseta que no sea cofinanciada por la Unión Europea. Sobre el medio ambiente también pesa, pues, la necesidad de contener drásticamente el gasto público.