Impulsar la biomasa

A los sindicatos y a otras organizaciones sociales no nos resulta indiferente el posible desarrollo de la biomasa. Por eso se han desarrollado dos iniciativas para impulsar este tipo de energía. Las iniciativas han sido la celebración de unas JORNADAS SOBRE APORTACION DE LA BIOMASA AL DESARROLLO DE LAS ENERGIAS RENOVABLES, organizadas conjuntamente con el IDAE, y la elaboración y difusión, junto con la asociación de empresas productoras de energías renovables (APPA) y con Ecologistas en Acción y Greenpeace, de un acuerdo sobre criterios ambientales para la utilización de biomasa en la producción de energía.

JORNADAS SOBRE MIOMASA

En Comisiones Obreras observamos con enorme interés el desarrollo de la biomasa desde el punto de vista del empleo. Estimamos que ahora trabajan en el sector unos 4.000 trabajadores aproximadamente. Si se cumplen las previsiones del Plan de Fomento de las Energías Renovables se calcula que se podrían crear 40.000 empleos directos, especialmente en el medio rural. Su interés también radica en que la biomasa es una fuente energética enormemente variada, tanto por su origen como por sus usos. Por su origen porque puede provenir de residuos agrícolas (paja, cañote..), forestales (cáscara de pino, restos de selvicultura..), de industria agroalimentaria (orujo, orujillo, cáscara de piñón y de almendra..) e incluso de cultivos específicamente dedicados a aprovechamiento energético, y por sus usos porque puede servir para calefacción o agua caliente, para producir electricidad o para combustibles de automoción (biodiesel o bioetanol).

Pero también vemos interés medioambiental en su deseable desarrollo. El balance en cuanto a emisiones de carbono es neutro, es decir que el CO2 liberado en el proceso de combustión es equivalente al CO2 absorbido por la propia biomasa. La biomasa está libre además de ciertos contaminantes que sí se pueden producir con la utilización de combustibles fósiles (metales pesados, SO2). Además, la retirada de restos agrícolas o forestales, evitando su quema “in situ”, puede evitar ciertos problemas como incendios forestales, así como eliminar la difícil gestión de los residuos en algunas industrias agroalimentarias como las almazaras.

La biomasa, también, como cualquier actividad agrícola o industrial y especialmente las energéticas, puede tener efectos medioambientales negativos, y hay que procurar evitarlos. Pero por mucho que éstos sean significativos, pocas veces superarán a los producidos por las fuentes de energía convencionales (y nos referimos tanto a la generación de electricidad como a los combustibles del transporte). De todas formas la biomasa hay que hacerla bien. Evaluando y minimizando su impacto, evitando el uso de plaguicidas tóxicos y de transgénicos en los cultivos, retirando los residuos forestales sin deteriorar la cubierta vegetal y dimensionando las plantas adecuadamente de manera que el transporte del combustible no provenga de zonas demasiado lejanas y haga negativo el balance energético. No pueden cometerse con la biomasa los mismos errores que ha habido con algunos parques eólicos: falta de planificación y previsión, escaso diálogo por parte de algunas empresas con los habitantes de las zonas donde se ubicaban, etc.

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El Plan de Fomento de las Energías Renovables aprobado por el Gobierno en diciembre de 1999 preveía un incremento de la potencia eléctrica en biomasa de los 188 MW que existían en 1998 a 1896 MW en 2010, en biomasa para usos térmicos se preveía pasar de 3.473 ktep en aquella fecha a 4.373 en el 2010 y en biocarburantes (bioetanol) conseguir 500 ktep. El Plan de Infraestructuras gasísticas y eléctricas aprobado más recientemente por el Gobierno amplia la potencia eléctrica a instalar en biomasa a 3.000 MW.

PERSPECTIVAS

Al paso que van las cosas ninguna de estas previsiones se va a cumplir. Tres años después del Plan de Fomento de las Energías Renovables sólo se han incorporado a la red poco más de 100 MW nuevos. Una de las razones es que la prima por el kw/h producido con biomasa parece insuficiente, incluso a pesar de la ligera subida que acaba de aprobar el Gobierno para el 2003, de 89 céntimos de peseta.

Otra importante razón para que no se presenten proyectos de este tipo es que las administraciones, sobre todo las autonómicas y municipales, no han apoyado lo suficiente a la biomasa. Son proyectos en los que intervienen factores energéticos, agrícolas, forestales y medioambientales.

Nos estamos refiriendo a promover canales logísticos para la retirada de los residuos (combustible), ofrecer ayudas para la realización de esas tareas agrícolas y selvícolas o ayudar a promover instalaciones con financiación específica de Agencias de Energía o Cajas de Ahorros. Un caso claro en que el aprovechamiento de ciertos recursos como biomasa puede suponer una mejora ambiental es la utilización de aceites de cocina usados para producir biodiesel. Aquí no cabe duda de que la administración, a quien se evita la gestión de estos residuos orgánicos contaminantes, debería apoyar su recogida selectiva de los domicilios y del sector de la hostelería.

Tampoco se ha considerado suficientemente la biomasa, por ejemplo, en el Plan Forestal Español que se limita a repetir escuetamente las cifras y objetivos que establece el mencionado Plan de las Renovables, sin articular ninguna medida específica para impulsar la biomasa.

Por otra parte, el acuerdo que se firmó entre APPA, Ecologistas en Acción, Greenpeace y CC.OO. fijando una serie de criterios y condicionantes ambientales puede ser un buen punto de partida para encauzar adecuadamente los proyectos de plantas o instalaciones de biomasa y que no se produzcan conflictos por razones ambientales. Esta alianza puede representar un factor de impulso para esta fuente energética tan necesitada de apoyos

Más información:

Carlos Martínez Camarero
Dpto. Medio Ambiente CC.OO.
C/ Fernández de la Hoz, 12.
28010 Madrid
Tel.: 917 028 060. Fax.: 913 104 804
cmcamarero@ccoo.es

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