Nunca máis

El escritor gallego Manuel Rivas leyó el Manifesto da Dignidade, a la conclusión de la multitudinaria manifestación de Madrid, en la que exigía responsabilidades al Gobierno central. El texto siguiente es un extracto del discurso de Rivas.

«Todos hemos aprendido algo en estos meses duros. Pero algunos parece que no han aprendido nada, que son incapaces de cambiar de rumbo».

Este es un acto de reivindicación, una movilización en defensa del mar, de sus gentes, y de la democracia. Pero es también un acto de encuentro fraternal con el espíritu de que otro mundo es posible en muchas cosas. Nos mueve la voluntad responsable, la exigencia moral de decidir sobre los asuntos públicos que afectan a nuestra vida. Nuestro nunca máis hoy se hace extensible a los actos de inhumanidad. Es un nunca máis a la suspensión de las conciencias y a la producción del odio. Es un nunca máis al terrorismo que destroza vidas y convivencia. Es un nunca máis a las dictaduras y a los fanatismos. Es un nunca máis a los mandatarios poseídos por el ardor guerrero y un nuevo espíritu imperial. Es un nunca máis a la guerra. Un No a la guerra.

MERCANCÍAS PELIGROSAS

No es difícil enlazar todo esto con el Nunca Máis que nos convoca. Un nunca máis al tráfico de mercancías peligrosas gestionado con frecuencia con formas de capitalismo delincuente o especuladores sin escrúpulos. Muchos de los que se llaman conservadores deberían reflexionar sobre el significado etimológico de esa palabra y no favorecer políticas que abren paso a los verdaderos jinetes del Apocalipsis. Pero, ¿pueden pilotar bien la Administración pública aquellos que no creen en la necesidad y la eficacia de los servicios públicos? Por el interés vital de proteger nuestro medio ambiente, el ecosistema marino, no se puede escatimar en dotaciones públicas para el salvamento, la prevención, la descontaminación y, dos cosas muy importantes, fondos para ampliar la protección de espacios naturales y la investigación en nuestros centros y universidades.

TARDE Y MAL

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El Gobierno ha actuado tarde y mal y a rastras y cuanto se ha logrado ha sido gracias a ese remolcador popular, que ha ido por delante, tirando de la Administración. Queremos hoy lanzar de nuevo una alerta. Después de las medidas efectistas tomadas para la vigilancia marítima tras el suceso del Prestige, se ha vuelto a la situación anterior. Se ha bajado la guardia. No se ha acabado, no se ha zanjado, no se ha terminado el asunto, como sostiene el presidente del Gobierno. Reclamamos una solución definitiva para el barco hundido que, como es sabido, sigue expulsando un mínimo de dos toneladas diarias. Ese precio, en esas condiciones, es para Galicia y el Cantábrico un castigo. Pero cada día que pasa, es el testigo de cargo de la irresponsabilidad, un permanente informe dramático que denuncia el empecinamiento del Gobierno sobre su actuación. Somos hospitalarios, pero no queremos convivir con el chapapote. Dígannos la verdad. Dígannos que va a ser un año duro. Que va a ser complicadísimo extraer el fuel. Pero pónganse ya a trabajar. No aplacen sine die. Convoquen a la comunidad internacional para afrontar el Prestige. Ésa es nuestra guerra. La guerra de la que este Gobierno escapa. Ésta es la Marcha da Dignidade. De entre las aves petroleadas, hemos rescatado el patrimonio más valioso de un pueblo. La libertad y la dignidad.

SENTIR CIUDADANO

Nunca Máis considera que expresa el sentir ciudadano al exigir, por higiene democrática, responsabilidades políticas en la penosa gestión ante la catástrofe derivada del Prestige, y no sólo en lo que se refiere a las decisiones tomadas ante el accidente sino por un cúmulo de actuaciones posteriores.

La mayoría electoral no puede ser una patente de corso. Los votos no son para ocultar la realidad, sin reparar en la censura en los medios públicos. Los votos no son para avalar la incompetencia. Los votos no son para atacar o difamar o menospreciar a los ciudadanos cuando, en ejercicio de sus derechos, manifiestan sus críticas y sus demandas de una forma pacífica y ejemplar.

CAMBIAR EL RUMBO

Todos hemos aprendido algo en estos meses duros. Pero algunos parece que no han aprendido nada, que son incapaces de cambiar de rumbo, o que cuando lo hacen es, finalmente, para girar 360 grados, y volver al sitio donde estaban. Después de llevarnos, en la catástrofe, a uno de los peores escenarios posibles, siguen diciendo que todo lo hicieron bien. Algunos no han entendido nada. No han entendido la importancia del factor humano en una emergencia, la unión como una necesidad, el valor de la participación y de la solidaridad como puertas a la esperanza.

Y algunos, frente a las para ellos inesperadas protestas de Galicia, han perdido las formas y la compostura. No es que hayan perdido los estribos, es que han perdido el jinete. La libertad tiene el sabor salado del mar. Por el mar, por la paz, por la democracia, en un Madrid que sabe a mar, el 23 de febrero del 2003, ¡Nunca máis!

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