¿Cómo puede reforzarse el movimiento “alterglobalización”, o movimiento por la justicia global? ¿De qué manera acercarse a objetivos tales como la reforma profunda –o la abolición– del Banco Mundial, el FMI y la OMC; reducir la especulación en los mercados financieros; acabar con los paraísos fiscales; poner en marcha sistemas de tributación y redistribución internacional; o promulgar leyes laborales transnacionales que limiten el poder de las grandes empresas? Tales son las cuestiones que la investigadora y activista Susan George aborda en su último libro, Otro mundo es posible si... En una entrevista reciente donde comentaba el libro, la autora señaló que “hay suficiente riqueza en el mundo para que todo el mundo tenga educación, salud, alimentos... Es realizable, no es un sueño utópico, pero para conseguirlo tenemos que ir donde está el dinero a nivel internacional, lo que implica gravar (fiscalmente) los mercados internacionales, a las transnacionales, tener un sistema eficaz y transparente de redistribución y, muy importante, una estructura democrática externa que siga la pista del dinero y determine junto a los gobiernos y todos los sectores de la sociedad, las prioridades”.

En varios lugares de la obra, George insiste en la importancia del conocimiento: la primera obligación del activista es comprender cómo funciona el mundo y cómo funcionan las instituciones que nos oprimen. Este libro –que la autora, al filo de sus setenta años lúcidos y combativos, concibe como una suerte de esperanzado testamento intelectual–, supone una buena contribución a los procesos de aprendizaje colectivo que necesitamos hoy.

Jorge Riechmann