El hidrógeno como solución. Antonio Ruiz de Elvira . Catedrático de Física de la Universidad de Alcalá

¿Qué modelo energético queremos?.

Necesitamos nuevas formas de almacenar energía. Hasta ahora, la energía del sol, la única energía disponible salvo la nuclear, la hemos almacenado en maderas, semillas y plantas, con un rendimiento muy bajo, y con menor rendimiento en animales. La naturaleza concentró parte de esa energía, hace unos 300 millones de años, en forma de carbón y petróleo, en un proceso de eficiencia tendente a cero.

Desde hace 200 años, los seres humanos estamos explotando esa energía almacenada. Se suele citar que el rendimiento de esa explotación es muy alto, y eso es así sólo si olvidamos su origen. Pero esa energía está destruyendo de forma acelerada las condiciones de nuestra vida, a través de un cambio climático que, si no lo detenemos, acabará con nuestras sociedades.

Necesitamos otras formas de energía y sólo pueden ser solares directas, con un rendimiento mucho mayor que la fotosíntesis y no necesitadas de agua. Las estructuras para ello existen ya, pero se necesita un medio para almacenar la energía producida. Una de las principales posibilidades de almacenamiento es el hidrógeno, puesto que al generar energía por combinación con el oxígeno sólo se produce vapor de agua que condensa y cae a la superficie como lluvia.

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¿De donde sacar el hidrógeno? La única posibilidad es el agua, pues extraerlo de compuestos carbonados genera de nuevo CO2, que es precisamente lo que NO queremos producir. Sacar hidrógeno del agua es muy fácil: basta con conectar una batería de coche a dos alambres e introducirlos en una pequeña vasija de agua: el hidrógeno empieza pronto a burbujear. Pero el proceso es enormemente lento y, por lo tanto, de difícil aplicación industrial.

Hoy día hay varias tecnologías en marcha para la generación de hidrógeno a partir del agua utilizando energía solar. Ninguna de estas tecnologías se está aplicando en España, ni tampoco hay casi investigación sobre las mismas en el país. Las ideas son, utilizar el cinc a muy alta temperatura (alrededor de 2.000 grados) para descomponer el agua, o bien utilizar nanotecnología para descomponer directamente el agua en placas sometidas a la luz solar de una forma simila r a como lo hacen las plantas, pero con mayor eficiencia.

En el momento en que los procesos estén en marcha de manera industrial se generarán una serie considerable de beneficios. En primer lugar, detener el cambio climático. En segundo lugar, un sistema de transporte altamente eficaz y silencioso, sin emisión de contaminantes a la atmósfera de las ciudades.

Se generará empleo de calidad. Gran parte de la tecnología actual está en su fase final, de absoluta robotización, de modo que inversiones gigantescas generan poca mano de obra. Ahora bien, la fabricación y montaje a gran escala de centrales solares, de sistemas solares individuales, las centrales de generación de hidrógeno, los nuevos gasoductos, las nuevas estaciones de servicio, los nuevos talleres de reparación de los nuevos coches, etc, tienen forzosamente –al menos en la primera fase– que generar mucho empleo de calidad. ¿A qué esperamos?

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