“La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos?”
Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro.. Editorial Destino. Barcelona, 2005.
En el verano de 2004 el escritor Miguel Delibes y su hijo el doctor en Ciencias Biológicas Miguel Delibes de Castro mantuvieron una conversación en torno a las condiciones de vida en nuestro planeta, un diálogo que recoge ahora el libro La tierra herida, ¿qué mundo heredarán nuestros hijos?
Condiciones de vida relacionadas con el agotamiento de los recursos, la contaminación, el cambio climático, la escasez de agua dulce, o la desaparición de especies...
La amena charla entre el escritor y el biólogo nos desvela algunos de los problemas que se están produciendo por los desajustes del clima, que, por ejemplo, está afectando al comportamiento de algunas de las aves migratorias, que no migran o, si lo hacen cada vez llegan más tarde para criar.
Otra de las reflexiones es la cada vez menor disponibilidad de agua dulce en el mundo -debido en gran parte a su pésima utilización y gestión-, que ya esta causando hambre y desplazamientos de poblaciones en zonas del planeta.
El libro también se hace eco del avance que supone el Protocolo de Montreal, que prohibió a los países desarrollados la producción y el uso de los CFC o clorofluorocarbonos, protocolo firmado en la actualidad por ciento ochenta países y que ha permitido que los niveles de estos gases en la atmósfera, por ahora, se hayan estabilizado y poco a poco se vaya reduciendo el agujero de la capa de ozono.
La conversación concluye con una reflexión sobre la ética y el medio ambiente y toma la parte final del discurso de entrada de Miguel Delibes en la Real Academia de la Lengua. El autor de El camino apela a conciencia moral universal que, por encima del dinero y los intereses políticos, "viene exigiendo juego limpio en no pocos lugares de la Tierra". Frente al desastre ecológico, el escritor vallisoletano ve en esta conciencia una pequeña luz. "Esta conciencia, que encarno perfectamente en un amplio sector de la juventud, que ha heredado un mundo sucio en no pocos aspectos, justifica mi esperanza".
Pablo Frutos