La adaptación del turismo al cambio climático en España

Josefa García, Secretaria de Medio Ambiente de Fecoht-CCOO

España disputa a EEUU y Francia el primer puesto mundial en cuanto a recibimiento de turistas e ingresos por turismo. De los 83 millones de turistas que visitaron España en 2008, el 57% eran españoles y el 43% extranjeros, la mayoría europeos. Con estas cifras, resulta evidente el peso del turismo en la estructura económica española, con más del 10% de aportación al PIB y que emplea a dos millones de trabajadores que provienen del sector de la hostelería, pero también del sector del transporte, el comercio y otros.

Estos factores positivos de empleo y de creación de riqueza tienen sus contrapartidas negativas. La calidad del empleo es baja en un alto porcentaje, con una temporalidad diez puntos por encima de la media, bajos salarios, jornadas que dificultan la conciliación de la vida personal y fuertes ritmos de trabajo que generan un alto porcentaje de enfermedades profesionales.

Gran parte del turismo tiene un grado de estacionalidad elevada, lo que implica una concentración muy alta del mismo -sobre todo en verano-, la infrautilización de grandes infraestructuras y aumento del paro en invierno. El turismo, además, ha generado un fuerte impacto ambiental en España, ocupación extensiva de suelo, creación de infraestructuras de gran impacto, crecimiento de residuos y gran consumo de energía y agua, entre otros.

El sector turístico en España tiene, pues, un primer reto, el de transformar su modelo de crecimiento en otro menos agresivo en términos de sostenibilidad ecológica y de mayor calidad de empleo. De no asumir este cambio, España perderá posiciones en la escala de liderazgo mundial, cosa que ya está ocurriendo de hecho, aunque se mantenga en las primeras posiciones de visitas y de ingresos.

El segundo reto tiene que ver con el debate del cambio climático en el mundo. No hay duda de que el calentamiento global se está produciendo y de que si no hay un cambio de rumbo en la situación los efectos serán cada vez más devastadores para el conjunto de sectores económicos en general y para el sector turístico en particular. La desertización que avanza en la península Ibérica, la pérdida de playas por el aumento del nivel del mar y el aumento de la temperatura van a afectar a una actividad económica hoy por hoy crucial, y van a provocar el empobrecimiento de una parte importante de la sociedad española.

Combatir el cambio climático en España significa, por tanto, colaborar en un esfuerzo que tiene que ser mundial, pero en el que estamos directamente interesados como país. Los esfuerzos específicos de ese combate pueden situar al sector turístico español en una senda de consolidación estratégica.

Impacto del cambio climático en el turismo

El cambio climático se manifiesta en España -si nos atenemos a los datos contabilizados entre el año 1970 y el 2000- en forma de aumento de temperaturas, aproximadamente en 1´53º centígrados de media desde los años setenta; disminución de precipitaciones, un 10% de media en España, con mayor impacto en zonas como el valle del Guadalquivir; aumento del nivel del mar, disminución de los días de nieve en las sierras. Todas estas modificaciones ambientales traen consigo efectos perniciosos: aumento de las sequías, desecación de humedales (en las Tablas de Daimiel ha empezado a arder la turba del subsuelo desde el pasado agosto), peligro de incendios y de lluvias torrenciales, pérdida de playas (ya se están gastando cantidades ingentes de euros en reponerlas artificialmente), retroceso en los deltas de los ríos con afectación a las larvas de peces que nos alimentan e incluso riesgos de enfermedades infecciosas que hasta ahora han estado frenadas en África a través de la barrera mediterránea.

Lógicamente, el destino turístico de España, basado en su agradable temperatura, su sol y sus playas, puede ser rechazado si estas características empeoran sustancialmente. Esto sin contar con que el abastecimiento de agua y de energía eléctrica a las grandes concentraciones turísticas en verano (demanda enorme de aire acondicionado) ya ha pasado por situaciones de emergencia, fenómeno que puede empeorar con el cambio climático. El desplazamiento del turismo hacia el norte y hacia el Atlántico puede ser una de las opciones en la búsqueda de bienestar durante las vacaciones.

Las zonas de España que pueden ser más afectadas turísticamente por esos cambios son prácticamente todo el litoral mediterráneo, así como el turismo de nieve en las sierras, a pesar de que ya se están utilizando cañones de nieve artificial, lo que conlleva mayor consumo de agua.

Cambio climático y empleo en el turismo

En determinadas zonas de España, una caída importante en la llegada de turistas puede suponer una grave desestabilización económica, ya que el sector turístico es el motor económico con característica casi de monocultivo en zonas como Baleares, Canarias, costa del Sol, etc. Esta caída en el turismo se puede dar por dos vías: la del turismo extranjero, que deje de venir y el turismo interior, que cambiará sus preferencias si encuentra mejores destinos a precios similares. El cierre de establecimientos dependientes del sector turístico -hoteles, restaurantes, comercios, alquiler de vehículos- tendrá, sin duda, un grave impacto en el empleo, empeorando negativamente la vida de los trabajadores y de sus familias, amén de una falta de alternativa de ocupación económica.

Diez medidas para la adaptación al cambio climático

Las medidas que proponemos tienen una doble vertiente. Por un lado, adaptarnos a un cambio climático que no sabemos si se podrá revertir y cuyos efectos son ya bastante visibles. Por otro lado, tienen que ayudar a frenar dicho cambio.

✔ 1º Las políticas que ayuden a reducir la estacionalidad turística no solo anticiparán la posible pérdida del turismo de verano, sino que introducirán una mayor racionalidad y sostenibilidad en la gestión de los consumos de energía, agua y eliminación de residuos.
✔ 2º Fomento de sistemas menos contaminantes de transportes, de planes de movilidad sostenibles en destinos y, como consecuencia, de estímulos de las "vacaciones de proximidad". La tasa de cerca de un 60% de turismo interno es un buen punto de partida.
✔ 3º Potenciar segmentos turísticos alternativos al turismo de playa: gastronómico, deportivo, cultural, de ocio, rural...
✔4º Generar un amplio debate social sobre la construcción de proyectos turísticos de gran impacto ambiental, como pueden ser estaciones de esquí, puertos deportivos, campos de golf, urbanizaciones del llamado turismo residencial, etc.
✔5º Definir las zonas litorales que se verán afectadas y destinar nuevas partidas presupuestarias para su protección y la deconstrucción de las edificaciones en primera línea de playa, para renovaciones o reconstrucciones.
✔6º Ante la falta de agua, es preciso más que nunca replantearse la reorganización de las actividades económicas en zonas de escasez, el diseño urbano y el planeamiento de infraestructuras.
✔7º Todos los proyectos edificatorios, urbanísticos y planes de desarrollo públicos o privados de cualquier tipo deberán facilitar informes de cómo cubrirán la demanda hídrica.
✔8º Plantear planes de adaptación en las empresas con participación de la representación de trabajadores y las representaciones sindicales. La utilización de energías renovables, la reducción del consumo de agua con reutilización de aguas grises, la menor generación de residuos y su adecuado reciclaje, etc., deberían ser los ejes de planes de mejoras medioambientales en las empresas.
✔9º Alinear la huella energética/ climática del turismo con los compromisos en energía y cambio climático europeos e internacionales para 2020.
✔10º Reformular el modelo turístico vigente, porque, además de los impactos ambientales, las contradicciones del modelo de "crecimiento ilimitado" han acabado por afectar a la propia viabilidad del sector y porque ésta solo podrá recuperarse con un giro radical de las lógicas turísticas vigentes hacia nuevos paradigmas que asimilen una planificación y gestión respetuosa con la existencia de "límites de carga" ambiental/ climática.

Josefa García
Secretaria de Medio Ambiente de Fecoht-CCOO

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