Ferran Ballester: “La contaminación atmosférica representa actualmente uno de los mayores riesgos sanitarios mundiales”

Ferran Ballester es profesor de Salud Pública en el Departamento de Enfermería de la Universitat de València, coordinador del área de Ambient i Salut dela Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y en biomedicina (FISABIO-Salud Pública) de la Generalitat Valenciana y miembro del equipo que desarrolla el estudio Infancia y Medio Ambiente (INMA), un grupo que desde distintas instituciones está investigando el efecto de las exposiciones ambientales a tóxicos durante el embarazo y primeras etapas de la vida así como sobre la salud respiratoria, las alergias y el desarrollo neurológico a lo largo de la infancia.

¿Cuáles de los contaminantes presentes en la atmósfera más perjudiciales para la salud?

En los últimos años ha habido un importante avance en el conocimiento y comprensión de los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud proporcionado por un gran número de trabajos científicos en todo el mundo. Dada la reducción de los niveles de contaminantes como el dióxido de azufre (SO2) y el monóxido de carbono (CO), debido a mejoras en los procesos de combustión en industrias, calefacción y automóviles, los contaminantes cuyos efectos sobre la salud preocupan más en la actualidad son las partículas en suspensión, el ozono y el dióxido de nitrógeno (NO2). De ellos, el mayor impacto sobre la salud en el ámbito mundial son las partículas en suspensión, que se miden habitualmente como partículas con diámetro inferior a 10 micras o PM10 y como partículas finas, aquellas con diámetro inferior a 2,5 micras o PM2,5.

¿Cuáles son las patologías que se están incrementado o apareciendo por exposición a dichos contaminantes?

Los principales efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud van desde un aumento en el riesgo de morir y de padecer enfermedades, especialmente por causas respiratorias y cardiovasculares, hasta irritación de las mucosas y otros síntomas y molestias. En los últimos años se investiga sobre otros posibles efectos de la contaminación atmosférica como son el incremento de riesgo para algunos tipos de cáncer, como el de pulmón, y el retraso en el crecimiento fetal. También se está evaluando el papel de la exposición a contaminación atmosférica, especialmente en etapas tempranas de la vida, con el desarrollo neurológico.

¿Tenemos datos a nivel de España?

Respecto al impacto en salud de la contaminación atmosférica se estima que junto con la contaminación del aire en el interior de los edificios es el riesgo ambiental más importante y uno de los cinco factores de riesgo más importante para el conjunto de la población mundial. En concreto, en el informe de carga de enfermedad de la organización mundial de la salud (OMS) de 2012 se estima que, anualmente y para la población mundial, se pueden atribuir unos 7 millones de defunciones al impacto conjunto de la contaminación del aire ambiente y de la contaminación del aire en interior de edificios. El Pacífico occidental y el Sudeste de Asia serían las dos regiones en las que dicho impacto es mayor.

Esto representa actualmente uno de los mayores riesgos sanitarios mundiales, comparable a los riesgos relacionados con el tabaco, y superado únicamente por los riesgos sanitarios relacionados con la hipertensión y la nutrición.

La OMS estima que un 80% de las defunciones prematuras relacionadas con la contaminación del aire exterior se deben a cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, mientras que un 14% se deben a enfermedad pulmonar obstructiva crónica o infección aguda de las vías respiratorias inferiores, y un 6% a cáncer de pulmón.

Visto con un prisma de salud pública, el conocimiento de dicho impacto debería orientarnos, como sociedad, a definir las estrategias de intervención. Las políticas y las inversiones de apoyo a medios de transporte menos contaminantes, viviendas energéticamente eficientes, generación de electricidad y mejor gestión de residuos industriales y municipales permitirían reducir importantes fuentes de contaminación del aire en las ciudades.

¿Cuáles serían los trabajadores en más riesgo?

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Bastantes de las evidencias disponibles sobre la exposición a contaminantes atmosféricos y su impacto en salud provienen de estudios en población laboral. De hecho los trabajadores y trabajadoras se pueden ver expuestos a concentraciones más elevadas o durante más tiempo, por ello es tan importante la vigilancia de la salud en el medio laboral. Todos aquellos trabajadores expuestos a concentraciones elevadas, o muy continuadas en el tiempo, a compuestos con capacidad tóxica serían los más que están en mayor riesgo. Ello es especialmente importante en ambientes interiores, en los que los contaminantes pueden tener más facilidad para concentrarse. Además, están los trabajadores que pasen mucho tiempo en ambientes contaminados, estoy pensando, por ejemplo, en aquellos que trabajan al aire libre en zonas con con tráfico intenso congestionado.

¿Los Valores Límite de la UE son eficaces para proteger frente a los daños a la salud que se derivan de estas exposiciones?

Los valores límite de la UE se sitúan, especialmente para el caso de las partículas, bastante por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la salud (OMS). La nueva política europea de calidad del aire supone un retraso para alcanzar los valores guía de la OMS. La respuesta política ha sido tibia al proponer una batería de medidas que retrasará hasta 2030 un mayor acercamiento a las directrices de la OMS. Un horizonte demasiado lejano para un riesgo ambiental que provoca tan grave impacto en la salud pública.

 


¿Cuáles son las patologías que se están incrementado o apareciendo por exposición a dichos contaminantes?

Los principales efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud van desde un aumento en el riesgo de morir y de padecer enfermedades, especialmente por causas respiratorias y cardiovasculares, hasta irritación de las mucosas y otros síntomas y molestias. En los últimos años se investiga sobre otros posibles efectos de la contaminación atmosférica como son el incremento de riesgo para algunos tipos de cáncer, como el de pulmón, y el retraso en el crecimiento fetal. También se está evaluando el papel de la exposición a contaminación atmosférica, especialmente en etapas tempranas de la vida, con el desarrollo neurológico.


¿Tenemos datos a nivel de España?

Respecto al impacto en salud de la contaminación atmosférica se estima que junto con la contaminación del aire en el interior de los edificios es el riesgo ambiental más importante y uno de los cinco factores de riesgo más importante para el conjunto de la población mundial. En concreto, en el informe de carga de enfermedad de la organización mundial de la salud (OMS) de 2012 se estima que, anualmente y para la población mundial, se pueden atribuir unos 7 millones de defunciones al impacto conjunto de la contaminación del aire ambiente y de la contaminación del aire en interior de edificios. El Pacífico occidental y el Sudeste de Asia serían las dos regiones en las que dicho impacto es mayor.

Esto representa actualmente uno de los mayores riesgos sanitarios mundiales, comparable a los riesgos relacionados con el tabaco, y superado únicamente por los riesgos sanitarios relacionados con la hipertensión y la nutrición.

La OMS estima que un 80% de las defunciones prematuras relacionadas con la contaminación del aire exterior se deben a cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, mientras que un 14% se deben a enfermedad pulmonar obstructiva crónica o infección aguda de las vías respiratorias inferiores, y un 6% a cáncer de pulmón.

Para Europa, la Agencia Europea de Medio Ambiente estimó, en su informe de finales de 2014 que el impacto de la contaminación atmosférica en el ambiente exterior estaría alrededor de 430.000 defunciones anuales. De ellas, unas 25.000 ocurrirían en España. 

 

Visto con un prisma de salud pública, el conocimiento de dicho impacto debería orientarnos, como sociedad, a definir las estrategias de intervención. Las políticas y las inversiones de apoyo a medios de transporte menos contaminantes, viviendas energéticamente eficientes, generación de electricidad y mejor gestión de residuos industriales y municipales permitirían reducir importantes fuentes de contaminación del aire en las ciudades.

 

¿Cuáles serían los trabajadores en más riesgo?

Bastantes de las evidencias disponibles sobre la exposición a contaminantes atmosféricos y su impacto en salud provienen de estudios en población laboral. De hecho los trabajadores y trabajadoras se pueden ver expuestos a concentraciones más elevadas o durante más tiempo, por ello es tan importante la vigilancia de la salud en el medio laboral. Todos aquellos trabajadores expuestos a concentraciones elevadas, o muy continuadas en el tiempo, a compuestos con capacidad tóxica serían los más que están en mayor riesgo. Ello es especialmente importante en ambientes interiores, en los que los contaminantes pueden tener más facilidad para concentrarse. Además, están los trabajadores que pasen mucho tiempo en ambientes contaminados, estoy pensando, por ejemplo, en aquellos que trabajan al aire libre en zonas con con tráfico intenso congestionado.


¿Los Valores Límite de la UE son eficaces para proteger frente a los
daños a la salud que se derivan de estas exposiciones?

Los valores límite de la UE se sitúan, especialmente para el caso de las partículas, bastante por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la salud (OMS).

La nueva política europea de calidad del aire supone un retraso para alcanzar los valores guía de la OMS. La respuesta política ha sido tibia al proponer una batería de medidas que retrasará hasta 2030un mayor acercamiento a las directrices de la OMS. Un horizonte demasiado lejano para un riesgo ambiental que provoca tan grave impacto en la salud pública.

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