Itoiz y la seguridad en nuestras presas

«Ninguna presa española cuenta con planes de emergencia».

Hace un tiempo que CC.OO viene denunciando los riesgos que la construcción, funcionamiento y deficiente mantenimiento y conservación de presas y embalses de todo tipo, representan para la población, las actividades económicas y el medio ambiente. Hoy es preciso dar un nuevo impulso a estas denuncias ante la escasa respuesta institucional, con excepción, una vez más, de la diligente actuación del Defensor del Pueblo.

El intenso periodo de precipitaciones que ha durado varios meses, ha llevado las reservas de agua de la vertiente atlántica a un 57,2% de su capacidad y las de la vertiente mediterránea a un 43,6%. Numerosos embalses han alcanzado su máxima capacidad y otros han tenido que desalojar agua ante los riesgos que la situación entrañaba. En Huesca, un muro de contención del embalse de San Juan (Altoricón) se rompió e inundó tierras, granjas, carreteras y la vía del tren, en un suceso similar al acontecido hace dos años en Almendricos (Murcia).

A pesar de todo, las administraciones responsables no sólo no han cumplido con sus propias disposiciones en materia de seguridad de presas (hasta el momento, apenas se han clasificado 313 grandes presas de las mas de 1000 existentes y ninguna cuenta con planes de emergencia), sino que, además, persiste en su empeño de poner en funcionamiento nuevas obras que presentan importantes riesgos, en particular la presa de Itoiz.

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ITOIZ

A pesar de los continuos desmentidos y sucesivas aclaraciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro reafirmando que «puede considerarse nulo» el riego de que una potencial movilización de material pudiera afectar a la estructura de la presa o a sus órganos de desagüe lo cierto es que, existen tres informes que avalan la existencia de un importante problema de seguridad: el informe de la propia constructora en 1989, que fue ocultado a la opinión pública, el estudio del geólogo Antonio Casas y por último, el análisis realizado por Arturo Rebollo de la empresa CIVILTEC S.A., ingeniero de caminos, canales y puertos y cuyo currículum en el proyecto, construcción y explotación de presas es sumamente impresionante y no puede encuadrarse como «opositor» a estas grandes infraestructuras.

Esto último es particularmente alarmante. Las autoridades se han opuesto de forma activa a realizar una inspección «in situ», temerosas de los posibles resultados. No obstante, utilizando las más modernas técnicas de análisis de los distintos estudios, informaciones y una prospección aérea de la zona, las conclusiones para el autor del informe son concluyentes:

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  • los estudios de las laderas vertientes al vaso de la presa y de los dos muros auxiliares son incompletos, defectuosos, deficientes e incorrectos. No se han identificado las formaciones de flysch turbidítico afectadas, su posible deslizamiento y el cambio de las características de los materiales sumergidos en agua.
  • no se han contemplado los riesgos catastróficos asociados.
  • no se puede actuar «a priori» para evitarlos, pues están asociados al diseño del embalse.

La evaluación de riesgos ha planteado siete riesgos catastróficos potenciales que suponen, en algunos casos, el desbordamiento de la coronación de las presas con caudales que pueden llegar a 100.000 m3/seg. Estas gigantescas avenidas no sólo afectarían a las poblaciones situadas inmediatamente después del embalse, sino que sus efectos podrían llegar a afectar a zonas habitadas y a las explotaciones agrícolas del Ebro hasta el embalse de Mequinenza y, con cierto peligro no suficientemente aclarado, para la central nuclear de Ascó.

Ángel Muñoa

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