Una Estrategia insuficiente

 El Ministerio de Medio Ambiente presentó recientemente en el Consejo Nacional del Clima la Estrategia Nacional contra el Cambio Climático. Se trata de un documento largamente esperado, elaborado con buenas intenciones y con objetivos con los que difícilmente se puede estar en contra, pero que carece de medidas vinculantes para que la estrategia pueda cumplirse.

La situación en la que aparece esta nueva propuesta de Estrategia es diferente a la anterior, tanto por el cambio de percepción pública sobre el problema del cambio climático y la urgencia de soluciones, como por la proximidad del inicio del periodo de cumplimiento del Protocolo de Kioto. Ambas circunstancias aconsejan y hacen posible una estrategia más comprometida.

En primer lugar, se debería ampliar el horizonte temporal establecido. Los efectos del cambio climático tienen un horizonte mucho más largo que 2012 y las políticas post-Kioto, que ya se están diseñando, también. La Unión Europea acaba de aprobar el objetivo de reducir sus emisiones el 20% para 2020.

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Para garantizar el umplimiento de buena parte de las medidas contempladas serán necesarios marcos legales básicos que regulen las obligaciones correspondientes en los ámbitos público y privado, especialmente en los sectores donde más han aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero. La Estrategia debería contemplar, al menos, el compromiso de abordar las siguientes propuestas legislativas.

•Ley de movilidad, que estableciese directrices nacionales de movilidad que condicionen la planificación urbanística y sectorial, la obligación de poner en marcha planes directores autonómicos de movilidad, planes de movilidad urbana o de ámbito comarcal o de área metropolitana así como en las empresas de más de 200 trabajadores, crear la figura del coordinador de la movilidad en las administraciones y empresas y la puesta en marcha de órganos de participación ciudadana sobre transporte urbano.

•Ley de energías renovables, que configure un marco estable de seguridad para los inversores, para que las energías renovables continúen desarrollándose a buen ritmo y España logre cumplir sus objetivos de producción renovable en 2012 y compromisos posteriores.

•Ley sobre uso de la energía. Los sectores comercial y residencial y los centros administrativos, públicos y privados, son una importantísima y creciente fuente de emisiones sin control alguno. No existe ningún tipo de normativa que regule el despilfarro de energía en estos sectores difusos y que induzca a la reducción del porcentaje de las emisiones de GEI correspondiente a los mismos.

Junto a estas iniciativas legales, el Gobierno debería abordar medidas fiscales que favorezcan la reducción de emisiones, particularmente en el transporte y la energía.

La propuesta de Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia, con los cambios oportunos al borrador existente, debería debatirse y acordarse, en primer lugar, en el Consejo Nacional del Clima (CNC), buscando el máximo consenso tanto social como institucional, dado el papel protagonista que todas las administraciones, estatal, autonómica y local, tendrán en su ejecución. Una vez respaldada por el CNC, debería presentarse en la Conferencia de Presidentes. Por la envergadura de las medidas que debe contemplar y el lcance temporal de la Estrategia es importante buscar el compromiso de todos los partidos políticos con la misma, por lo que también debería llevarse al Parlamento.

 

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