El renacer del tranvía

Hace varias décadas los tranvías desaparecieron de muchas de nuestras ciudades absorbidos por la arrolladora ocupación de viario urbano que permitió el uso masivo del automóvil. Ahora es casi unánime el reconocimiento de que el coche se ha convertido en un problema muy severo para las ciudades y para el medio ambiente y que hay que buscar otras fórmulas de transporte más eficientes y menos consumidoras de energía.

Uno de esos modos de transporte es el tranvía o el metro ligero y su renacer está siendo tan espectacular que podemos sumar unas 30 ciudades españolas en las que está funcionando, se está construyendo o se está proyectando o debatiendo acerca de su viabilidad. En efecto, está en servicio ya (por orden más o menos cronológico de implantación) en Valencia, Bilbao, Alicante, Barcelona, Velez- Málaga, Parla, Madrid, Tenerife, Sevilla, Murcia y Vitoria; existen proyectos en diferente grado de desarrollo en Zaragoza, Valdemoro, Tarragona, Gerona, Coruña, Palma de Mallorca, Granada, Cádiz, y Vigo; y se está debatiendo su implantación al menos en Toledo, Ciudad Real, Santander, Pamplona, Salamanca, León, Córdoba, Las Palmas, Oviedo, Gijón, Jaén y Burgos.

El tranvía o el metro ligero es un medio de transporte ferroviario óptimo para articular el transporte público en ciudades medias, que tiene cómo todos los otros modos ventajas e inconvenientes. Sus características son:

✔ Tiene una capacidad de viajeros intermedia (menos que el tren de cercanías y más que el autobús). Un tranvía puede transportar lo que tres autobuses y lo que 174 automóviles.

✔ Al utilizar electricidad no emite contaminantes atmosféricos directamente en la ciudad, ni produce ruido.

 ✔ Tiene un consumo energético relativamente reducido. Un tranvía consume 360 kwh, mientras 3 autobuses consumen 716 kwh y los 174 coches que mencionábamos anteriormente 5.500 kwh.

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✔Tiene un coste de infraestructura muy inferior al metro (aproximadamente un tercio) o al tren.

✔ Ocupa normalmente espacio viario, pero convive con otros modos de transporte (automóvil, bicicleta, autobús…); especialmente en los cruces. Los nuevos proyectos se están construyendo predominantemente con plataformas reservadas, lo que les dota de más seguridad y velocidad.

✔ Al ir en superficie, tiene fácil accesibilidad y posibilita notablemente la intermodalidad con los otros medios.

 ✔ Consigue una velocidad aceptable, sobre todo si tiene preferencia semafórica. Su velocidad es, en cualquier caso, inferior a la del tren de cercanías, por lo que éste es más recomendable para ámbitos metropolitanos más extensos.

✔ Mantiene la regularidad, seguridad y fiabilidad característica de los medios ferroviarios.

✔ Genera, como todos los modos ferroviarios y de autobús, un importante volumen de empleos.

La plataforma compartida por el resto de vehículos característica del tranvía clásico, en función de su diseño y trazado, puede hacer que este modo se vea sometido a la congestión del tráfico, lo que le hace en este caso perder gran parte de sus ventajas para la captación de viajeros. Para la Unión Internacional de Transporte Público (UITP), la diferencia entre tranvía y metro ligero depende del porcentaje de camino propio, segregado y exclusivo por el que circula, recibiendo el nombre de metro ligero cuando dicho camino exclusivo representa un 40% o más de su recorrido.

La elección del trazado y del sistema (tranvía más clásico o metro ligero) es importantísima para determinar la viabilidad económica y la calidad y eficacia de este modo de transporte. A continuación, apuntamos algunas ideas que pueden ayudar a participar en el debate sobre los nuevos proyectos.

Tienen un gran interés los proyectos que discurren por trama urbana consolidada, conectando zonas de alta densidad de viviendas y grandes centros de actividad que inducen muchos desplazamientos (hospitales, centros empresariales y polígonos, universidades, edificios institucionales, comercial), así como estaciones de tren o autobuses que facilitan la intermodalidad. Son más discutibles los trazados periféricos proyectados, por ejemplo, por zonas urbanizadas de baja densidad.

Es muy importante que los ayuntamientos o las autoridades de transporte impulsoras de los proyectos de nuevos tranvías sean capaces de definir trazados por las vías urbanas más útiles para estructurar la red urbana de transporte público, aunque afecte negativamente al tráfico de algunas calles y viales, y no por donde sea más barato y menos conflictivo aunque se prevea menos densidad de viajeros. Durante muchos años, los responsables municipales han dado preferencia a las infraestructuras viarias para la circulación de automóviles. Es hora de apostar de verdad por sistemas de transporte público eficientes.

El tranvía o el metro ligero puede tener una función muy importante en la articulación del transporte urbano colectivo, pero este modo no compite con otros como los autobuses, el metro (apropiados para grandes ciudades) o los trenes (para áreas metropolitanas y distancias más largas), sino que cada uno tiene su sentido en un determinado contexto de ciudad. Debe buscarse, por el contrario, la complementariedad de los diferentes modos.

CCOO debe participar en estos debates, pues de los proyectos que se aprueben puede depender la configuración de un adecuado sistema de transporte urbano, el mantenimiento o el aumento del empleo en el sector y la mejora de las condiciones en las que se realizan los desplazamientos de los trabajadores a sus centros de trabajo.

Carlos Martínez Camarero
cmcamarero@ccoo.es
Adjunto al Departamento Confederal de Medio Ambiente de CCOO 

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