La Agencia Europea de Sustancias Químicas suspende el examen de ONG y sindicatos

Tatiana Santos. Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB)

Las ONG europeas Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB) y ClientEarth, con la ayuda de ISTAS-CCOO, han publicado un análisis del papel desarrollado por la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) en la aplicación de la normativa europea de gestión y control de sustancias químicas, REACH1.

Seis años después de la aprobación de REACH, la publicación acentúa el fracaso de la Agencia a la hora de garantizar los objetivos básicos que establece el propio Reglamento de garantizar un nivel elevado de protección del medio ambiente y la salud, la sustitución de las sustancias químicas más peligrosas (como motor de la "innovación") y un enfoque de precaución en la toma de decisiones, así como de los propios valores de de la Agencia de transparencia, independencia, confiabilidad, eficiencia y compromiso con el bienestar.

Por su parte, la industria química ha fracasado en proporcionar los datos necesarios para hacer que REACH funcione, incumpliendo la normativa y su objetivo de mejora de la información disponible a la ciudadanía sobre las sustancias químicas a que estamos expuestos y sus propiedades peligrosas. La Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, en sus siglas en inglés) no sólo se ha mostrado permisiva con esto, sino que  también ha utilizado sus recursos para mantener al público en la oscuridad.

En la auditoria de los expedientes de registro realizada por ISTAS-CCOO y la consultora RISK se encontraron importantes deficiencias en la gran mayoría de las sustancias (87%) que han sido registradas bajo REACH:información inexistente, incompleta o incorrecta, la parcialidad de los estudios (eco)toxicológicos aportados (donde solo se aportan como validos y fidedignos los estudios realizados por la propia industria registrante, ignorando otros estudios independientes),  o el establecimiento de valores de exposición definidos como seguros para sustancias cuyas características intrínsecas impiden definir exposición segura alguna, tales como sustancias cancerígenas, mutagenas, Toxicas, Persistentes y Bioacumulativas (PBT) o alteradoras del sistema hormonal (EDC).

De hecho, 28 de las 40 Sustancias altamente preocupantes (SVHC ) presentan problemas con su clasificación y etiquetado, lo que socava la posibilidad a los trabajadores y trabajadoras de entender los riesgos ambientales y para la salud de las sustancias a que están expuestos. Además, es común que diferentes empresas notifiquen a la ECHA diferentes niveles de clasificación para las mismas sustancias  (contrariamente a los principios de REACH) con lo que se acentúa la confusión.

Uno de los principios fundamentales de REACH se basa en la norma 'sin datos, no hay mercado". Sin embargo, nuestra investigación encontró que dicho principio está siendo de hecho rutinariamente ignorado en el registro de sustancias, de manera que la Agencia es complaciente en los controles de cumplimiento y está aceptando expedientes incompletos (e incorrectos) como válidos, otorgando los números de registro de forma predeterminada en contra de los requisitos de REACH.

La ECHA dedica muy poco tiempo y esfuerzo para trabajar en pro de la sustitución y eliminación de sustancias químicas peligrosas a las que los ciudadanos europeos están expuestos cada día.

El informe revela que la ECHA está envuelta en una cultura de secretismo, bajo la presión de la industria química, que utiliza el "secreto comercial" como un medio para evitar que la información importante sea accesible. El informe revela que la ECHA no sólo no cumple con su responsabilidad de difundir de forma proactiva información sobre las sustancias químicas, sino que la retiene, vulnerando los derechos de información ambiental, seguridad pública y protección del medio ambiente. Esto es especialmente preocupante en una agencia de interés público.

El informe de las ONG ha desenmascarado que varios de los trabajadores de la ECHA tienen un pasado reciente como lobistas de la industria química, que batallaron por un reglamento más permisivo con los intereses privados y menoscabaron los públicos. El Tribunal de Cuentas Europeo encontró que la ECHA tenía una serie de deficiencias en relación con los conflictos de interés de sus trabajadores y trabajadoras. Valga como ejemplo que las declaraciones de conflictos de interés del personal se encontraron en el interior de sobres cerrados en los archivos de personal sin haber sido revisados o evaluados.

Afortunadamente, la respuesta de la Agencia ha sido (en parte) constructiva y ha anunciado su interés en reunirse con ONGs y sindicatos para impulsar un Reglamento más efectivo y se garanticen de facto los intereses públicos y de protección del medio ambiente.

Informe (en ingles) ‘Identifying the bottlenecks in REACH implementation. The role of ECHA in REACH’s failing implementation  

 

1. Reglamento de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias y mezclas químicas

 

 

 

 

 

 

 

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