Gestión de la materia orgánica: ¿por qué desaprovechamos este recurso?

Jesús Pérez

El debate sobre la gestión sostenible de los residuos vuelve a cobrar importancia, si alguna vez ha dejado de tenerla. Desde la Unión Europea se nos advierte de la necesidad de hacer una gestión eficiente de los recursos, si queremos evitar los impactos asociados a su extracción, para lo que es necesario disminuirlos en los procesos de producción y de consumo.

Un estudio realizado por ISTAS-CCOO calcula que podrían generarse más de 1.700.000 toneladas de un compost de calidad destinado a la agricultura que reduciría el uso de fertilizantes químicos y mejoraría la calidad de nuestros suelos. Además, si alcanzáramos el objetivo del 50% de recogida selectiva se crearían 2.922 puestos de trabajo. Con un 80% de recogida selectiva la estimación es de 5.180 nuevos empleos.

En nuestro país sólo el 17% de los residuos municipales se recicla, el 10% se composta, el 10% se incinera y el 63% acaba en vertederos. De ellos únicamente el 16% se recoge de forma selectiva, gestionándose el 84% restante como residuos mezclados. Para alcanzar los objetivos de recuperación y reciclaje de materiales propuestos por la legislación europea y española, es imprescindible, un cambio en los modelos de recogida y gestión de los residuos de competencia municipal. Además de alcanzar estos objetivos debemos reducir las cantidades de residuos biodegradables que acaban en vertedero para evitar las emisiones de GEI, principalmente metano, y reducir la formación de lixiviados tóxicos que podrían contaminar las aguas superficiales y subterráneas.

La gestión actual de la materia orgánica

La gestión de la materia orgánica es muy deficitaria. Tan sólo el 60% recibe algún tratamiento, ya sea biometanización o compostaje. Al recuperarse en su mayor parte en plantas de triaje a partir de los residuos mezclados de la fracción resto, el producto final (material bioestabilizado) es de muy baja calidad, con un alto contenido en metales pesados y otros contaminantes orgánicos. Esta baja calidad y toxicidad desaconseja su uso en agricultura aunque todavía algunas plantas lo sigan comercializando para este uso.

La ley de residuos sólo considera compost a la enmienda orgánica obtenida a partir de residuos biodegradables recogidos separadamente, por lo que el resto que proviene de esos residuos mezclados sólo se considera material bioestabilizado y no debería utilizarse en agricultura.

Las 62 instalaciones de triaje y compostaje y las 22 instalaciones de triaje, biometanización y compostaje de residuos mezclados son las que están produciendo este material bioestabilizado de tan baja calidad. Menos del 8% de la materia orgánica se está recogiendo de forma selectiva y utilizando para elaborar un compost de calidad en las 45 instalaciones de compostaje de biorresiduos de que se dispone.

En definitiva, estamos gestionando irresponsablemente un recurso que genera importantes impactos ambientales, si acaba en vertederos o se incinera, en un país donde los suelos tienen un  porcentaje de materia orgánica por debajo del 2% y de los mismos un 20% tienen un alto riesgo de desertización. Sin embargo, según la propuesta de gestión incluida en el estudio realizado por ISTAS, podrían generarse más de 1.700.000 toneladas de un compost de calidad que podría y debería utilizarse en agricultura, reduciendo el uso de fertilizantes químicos y mejorando la calidad de nuestros suelos.

Generación de empleo

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Partiendo de la importancia ambiental de una correcta gestión de la materia orgánica de  los residuos urbanos y desde la relación existente –evidenciada en multitud de estudios- entre mejora en los índices de reciclaje de residuos y generación de empleo, ISTAS-CCOO se planteó realizar un estudio que estimara la generación de empleo en la gestión de la materia orgánica de los residuos urbanos si se generalizara la recogida selectiva.

En primer lugar, definimos las actividades de gestión que se están realizando en estos momentos a esa fracción de los residuos para estimar el empleo actual. Entre ellas incluimos la recogida y el transporte de la materia orgánica de la fracción resto y de la materia orgánica de recogida selectiva, el tratamiento en plantas de triaje, biometanización, compostaje, incineradoras y vertederos. Finalmente se incluyeron las actividades de comercialización del material bioestabilizado y del compost que se está produciendo.

Para poder estimar el empleo asociado a estas actividades hemos realizado diversas visitas a estas instalaciones de gestión y nos hemos entrevistado con responsables de la gestión de residuos. En base a los datos recabados hemos podido asignar a cada una de estas actividades un coeficiente de empleo por tonelada de materia orgánica gestionada. Así, hemos podido estimar el empleo actual asociado a la gestión actual de esta fracción en 11.464 empleos directos.

Una vez conocido el empleo actual, era necesario diseñar los escenarios futuros que se deberían implementar para alcanzar el objetivo de generalizar la recogida selectiva de la materia orgánica y a partir de estos escenarios estimar el empleo asociado a esta nueva realidad de gestión.

Para ello, realizamos entrevistas con expertos en la gestión de residuos donde contrastamos nuestras propuestas de escenarios futuros con sus criterios y planteamientos. Finalmente la propuesta que hacemos establece dos posibles escenarios; uno en que se alcanzaría el objetivo de 50% de recogida selectiva y otro, el que entendemos que hay que alcanzar, del 80%.

Por tanto,en este estudio, estimamos el empleo futuro en un escenario de generalización de la recogida selectiva de la materia orgánica, en el que el autocompostaje y el compostaje comunitario deben jugar un papel importante. Proponemos que algo más del 16% de la materia orgánica se gestione por medio de autocompostaje o compostaje comunitario y el resto, hasta alcanzar el objetivo del 80%, se gestione en plantas de compostaje con un criterio de proximidad y evitando las plantas de un tamaño excesivo. Así, proponemos que se utilicen plantas de 5.000, 20.000 ó 40.000 toneladas como máximo. En base a estos datos, la necesidad de plantas de tratamiento sería de 252 plantas de compostaje. Sirva como referencia que, con datos de 2007, Alemania, contaba con 400 plantas de compostaje, mientras que Austria disponía de 526.

Con estas instalaciones de compostaje y utilizando las actuales de triaje tendríamos capacidad para tratar el 100% de la materia orgánica generada, el 80% recogida de forma selectiva para producir compost de calidad y el 20% restante para su bioestabilización. Por tanto, el hecho de que toda la materia orgánica recibiera tratamiento contribuiría, de forma decisiva, al cumplimiento de la Estrategia Española de Reducción de la Cantidad de Residuos Biodegradables Destinados a los Vertederos, que está basada en las directivas europeas.

Una vez definidos los escenarios futuros, se valoró cuales serían las nuevas actividades necesarias para la gestión de la materia orgánica, entre las que hemos incluido la recogida selectiva puerta a puerta o en contenedor exclusivo de materia orgánica, las campañas de implantación del contenedor exclusivo y las campañas de implantación del compostaje doméstico y comunitario. No se incluyen las actividades de incineración o vertido de materia orgánica ya que, como hemos comentado, no serían necesarias porque existiría capacidad de tratamiento suficiente para gestionarla de forma adecuada sin necesidad de utilizar estas opciones de final de tubería.

Teniendo en cuenta los mismos coeficientes de empleo que utilizamos en la valoración del empleo actual en las actividades que continuarían existiendo y valorando las nuevas en base a los datos obtenidos en el trabajo de campo en las instalaciones y entrevistas realizadas, se estimó el empleo futuro en la recogida, tratamiento y comercialización de la materia orgánica para los dos escenarios futuros propuestos. En el escenario del 50% de recogida selectiva se estima el empleo directo asociado en 14.386 empleos directos, en el del 80% de recogida selectiva el empleo directo asociado a estas actividades sería de 16.644 empleos.

Por tanto, estaríamos estimando una creación de empleo directo neto de 2.922 en el escenario del 50% y de 5.180 empleos en el escenario del 80%. Si consideramos los empleos directos y los indirectos necesarios para mantener estas actividades la creación neta de empleo directo e indirecto alcanzaría los 12.950 empleos.

El estudio también analiza el balance ambiental de la generalización de la recogida selectiva de la materia orgánica, concluyendo que podría contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un valor superior a las 850.000 tn de CO2 al año, podría reducir en más de 235.000 m3al año la producción de lixiviados en vertederos y podría contribuir a reducir el consumo de fertilizantes de síntesis por encima de las 214.000 tn anuales.

Por último, se incluye un apartado de propuestas entre las que destacamos el establecimiento de un marco normativo que obligue a generalizar la recogida selectiva de la materia orgánica y se establezca un objetivo del 80% de recogida, la implantación de los mecanismos de control suficientes para garantizar la calidad del compost producido, prever las inversiones públicas necesarias para promover esta cambio de modelo y la adopción de medidas fiscales e instrumentos económicos que incentiven el compostaje frente a la incineración o el vertido. Todas estas medidas deben ser acompañadas de campañas de sensibilización ciudadana para mejorar la recogida selectiva de la materia orgánica y el compostaje.

 

 

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