Anabella Rosemberg

Responsable de políticas medioambientales de la Confederación Sindical Internacional

La nueva organización sindical internacional hace del desarrollo sostenible uno de sus elementos sobresalientes

La vida de Anabella Rosemberg (Bahía Blanca, 1980) ha estado siempre vinculada al medio ambiente. Nació un 5 de junio (Día Mundial del Medio Ambiente) y hoy es la responsable de desarrollo sostenible y salud laboral del sindicalismo mundial. Desde la sede en París de la Confederación Sindical Internacional (CSI) –una organización que representa a más de 168 millones de trabajadores de 155 países– es la encargada de articular las políticas medioambientales.

¿Qué ha supuesto para el medio ambiente la creación de un sindicato global?

Era indispensable la creación de una única organización sindical para poder responder con una voz clara al contexto actual, donde las crisis se suceden y se multiplican, afectando siempre más a quienes poco hicieron para merecerla. Lo vemos con la crisis financiera, con el aumento en el precio de los alimentos y, claro está, con el daño ambiental, incluido el cambio climático. La nueva organización sindical internacional recoge en su programa de acción las preocupaciones de los ciudadanos de hoy y de mañana, haciendo del desarrollo sostenible uno de los elementos sobresalientes.

¿Es difícil llegar a tener una voz única teniendo en cuenta las distintas sensibilidades medioambientales de las organizaciones sindicales que integran la CSI?

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Mi principal preocupación cuando construimos una posición común es que todas las voces estén presentes. Sin duda, es lo más difícil. Luego, la vocación sindical de negociación y consenso ayuda mucho a tomar decisiones cuando hay posiciones opuestas. Pero en general todos reconocemos en los temas medioambientales las mismas bases: la necesidad de defender el interés general, sin desatender el interés de los trabajadores, que requieren políticas específicas de protección en los procesos de transformación.

¿Cuáles son las propuestas de los sindicatos para frenar el calentamiento global? ¿Cree que el tránsito hacia un nuevo modelo productivo supondrá pérdidas de empleo?

Creemos que no hay soluciones mágicas, que para hacer posible una reducción radical de emisiones es preciso emprender cuanto antes una transformación de la sociedad y la economía. La reducción de emisiones pasará por un compromiso mayor de los gobiernos y de las empresas de los países desarrollados; por una estrategia común de innovación, desarrollo e inversión dotada de recursos suficientes, con un esfuerzo de solidaridad que ayude a los países en desarrollo a mejorar la calidad de vida de su gente sin dañar el medio ambiente; y, por último, pero esencial desde el punto de vista sindical, por un compromiso claro de todos los gobiernos de hacer de la transición un espacio democrático de diálogo y decisión común. Todo cambio en el modelo productivo generará espacios de fricción entre los empleos que se crearán en los nuevos sectores y aquellos en declive. Como sindicatos, nuestro trabajo es hacer que los trabajadores y trabajadoras estén preparados y sean parte del cambio y, para ello, la formación, la consulta y la protección social son clave.

Conseguir lugares de trabajo saludables es otro de los caballos de batalla de la CSI. ¿Se ha avanzado mucho en los últimos años?

Lamentablemente, millones de lugares de trabajo en el mundo siguen siendo verdaderas trampas para sus trabajadores: los condenan a la mala salud y a la pobreza. Las condiciones de salubridad de los lugares de trabajo han empeorado y a problemas no resueltos, como la exposición a agentes tóxicos o los accidentes de trabajo, se suman los efectos devastadores de las enfermedades psicosociales y de sustancias nuevas y potencialmente peligrosas, como las nanotecnologías. Tenemos por delante varios desafíos: los ligados a conseguir mejorar la legislación y que luego se aplique; asegurar la participación en el lugar de trabajo, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas –las más inseguras–, y aquellos orientados a hacer de los lugares de trabajo espacios no sólo seguros, sino adaptados a los desafíos del futuro, al cambio hacia un modelo más sostenible, al trabajo con las comunidades.

No hay mucha representación femenina en cargos sindicales. Su caso es bastante excepcional. ¿A qué lo atribuye?

Mi cargo puede parecer excepcional, pero talvez no lo sea tanto. La CSI lleva adelante una tarea importante de sensibilización de los sindicatos en cuestiones de igualdad de género y no hay mejor forma de predicar que con el ejemplo. Sin embargo, está claro que más allá de mi puesto hay un problema real de acceso a los puestos de responsabilidad por parte de las mujeres, pero también de los jóvenes en las estructuras sindicales. La CSI debe ser un motor de ese cambio.

Javier Morales Ortiz
jmorales@ccoo.es 

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