El objetivo del 30%: más barato, beneficioso y necesario que nunca

La Unión Europea se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 20% para 2020 respecto a los niveles de 1990 e incrementar este objetivo a un 30% en caso de que otros países realicen esfuerzos comparables en el marco de las negociaciones internacionales para un tratado global del clima. Una situación que en opinión de la Comisión Europea no se ha alcanzado.

Tras la Cumbre del Clima de Copenhague del pasado diciembre, no sólo no se consiguió un acuerdo mundial legalmente vinculante para reducir las emisiones, sino que los compromisos voluntarios declarados posteriormente por la comunidad internacional han logrado sumar el magro resultado del 11- 19% de reducción de emisiones para 2020 por el momento.

En otras palabras, el compromiso global para el recorte de CO2 queda aún lejos de las recomendaciones del IPCC1 para impedir que la temperatura media de la Tierra aumente más de 2ºC y evitar un cambio climático extremo. E incluso, a una distancia prácticamente insalvable respecto a los objetivos acordados por los líderes mundiales para 2050 de reducir un 85- 90% las emisiones. ¿Cómo lograr ese horizonte a largo plazo sin establecer metas intermedias?

En este contexto, la Comisión Europea ha presentado una comunicación2 que ofrece argumentos sólidos para avivar el debate político, avanzar en la postura de Europa y moverse más allá del 20%.

La comunicación y el documento de trabajo que la acompaña analizan las opciones, los costes y los beneficios que supone mover del 20% al 30% su objetivo de reducción de emisiones. Unas emisiones que en 2009 fueron un 17,3% inferiores a los niveles de 19903, lo que situaría a la UE muy cerca de la meta que tendría que cumplir dentro de una década.

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Con la crisis, a Europa le saldrá mucho más barato llegar al 30% de reducción de emisiones de lo que se esperaba. El documento de la Comisión estima un coste de 81 000 millones de euros anuales de aquí a 2020 (un 0,54% del PIB), y esto son sólo 11 000 millones de euros más que el coste del objetivo del 20% calculado hace dos años. Los motivos que señala son la recesión económica y el aumento de los precios de la energía, que han descendido bruscamente las emisiones de gases de efecto invernadero y el precio del CO24.

Respecto a los beneficios, el informe demuestra que asumir un compromiso del 30% podría generar un ahorro de hasta 40 000 millones de euros al año en importaciones de combustibles fósiles en 2020, y reducir los costes relativos a la contaminación atmosférica entre 6 500-11 000 millones de euros por año.

Pero no sólo es una cuestión de ahorro económico. Una política ambiciosa en materia de reducción de emisiones es la clave para que Europa lleve a cabo la transición hacia una economía verde y no deje la posición de liderazgo en las tecnologías bajas en carbono en manos de Estados Unidos, China y Japón. Esta hipótesis, sostenida en la propia comunicación fue apoyada por Alemania, Francia y Reino Unido con una carta abierta de sus ministros de Medio Ambiente en el mes de julio.

El paso del 20% al 30% conllevaría una carga adicional que se podría asumir sin mayor problema con un reparto equitativo de esfuerzos entre los Estados miembros y entre los sectores industriales sujetos y no sujetos al sistema de comercio de emisiones (o ETS).

El documento comunitario formula una distribución de un 34% de reducción para los primeros y un 16% para los segundos respecto al año 2005 como niveles de referencia. Se podría asumir un mayor esfuerzo en los sectores difusos o no sujetos a competencia exterior, lo que aceleraría cambios positivos en ámbitos como la movilidad, los consumos domésticos, gestión de residuos urbanos y ganaderos, etc. En cualquier caso, hay margen para hacerlo sin mengua de la competitividad, con la colaboración de las administraciones regionales, locales y con la sociedad civil.

Ojalá el análisis realizado para esta comunicación empuje a más socios comunitarios, entre ellos España, para dar el salto al 30%.

Begoña María-Tomé
Área de Energía y Cambio Climático de ISTAS


(1)El Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC) recomienda una reducción global de entre el 25 y el 40% de las emisiones de 1990 para 2020.
(2)Comunicación (COM 2010. 265 final) del 26.5.2010. "Análisis de opciones para ir más allá del 20% de reducción de emisión de gases de efecto invernadero y evaluación del riesgo de fuga de carbono".
(3)Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente, septiembre de 2010.
(4)Las estimaciones apuntan a un precio de 16 euros la tonelada de CO2 en el año 2020, casi la mitad del precio estimado en el momento de la aprobación del Paquete de Energía y Cambio Climático en diciembre de 2008. Se prevé que sólo a partir de 2020 el precio del carbono se recuperaría y podría estimular la innovación y la inversión en tecnologías bajas en carbono.

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