Doñana

Las heridas que el lodo tóxico ha abierto en el recorrido del río Guadiamar, desde Aznalcóllar hacia Doñana, están matando la vida de toda una comarca, inundadas también de forma miserable por el veneno de la incapacidad y de la torpeza y que representa no sólo una injusticia para los mineros, agricultores, pescadores, obreros..., para los árboles, los cangrejos y los peces; para el aire, el agua y la atmósfera del entorno, sino también una intolerable agresión a todos nosotros, a todos los trabajadores, a todos los ciudadanos y que nos presenta a los ojos del mundo, como paradigma de una sociedad que privatizando siempre los beneficios socializa las pérdidas impunemente.

Las lecciones del desastre de Aznalcóllar por la rotura de la presa de Boliden, nos enseña en primer lugar que los trabajadores y sus sindicatos no podemos permanecer indiferentes al impacto ambiental de las actividades industriales al deterioro de la naturaleza, sino que al contrario, debemos priorizar la protección del medio ambiente como un objetivo sindical para proteger y sostener el empleo. Porque cuando la economía actual viene manteniendo unas tasas de desempleo tan enormes; cuando las políticas económicas gubernamentales no sólo han mostrado su incapacidad para ofrecer pleno empleo sino que además se conducen agrediendo a la naturaleza sin prevención suficiente, destacar que la cuestión no es cuántos empleos se van a perder por hacer más rigurosa la protección ambiental, sino más bien a la inversa: es el deterioro ambiental lo que amenaza hoy a numerosos empleos.

De esta suerte, defender los empleos mineros de Aznalcóllar, significa defender la protección del medio ambiente y la naturaleza; lo que hace peligrar los puestos de trabajo en la mina de Aznalcóllar, es la rotura de la presa que contenía los lodos, que ha envenenado 5.000 hectáreas de tierra, ha suprimido de un plumazo 400.000 jornales anuales en la actividad agrícola de la zona, amén de múltiples empleos en otras actividades.

Los tiempos que corren en verdad son oscuros, pero nosotros los trabajadores, para CC.OO., somos y debemos ser amantes de la luz, de la vida, de la verdad, que ésta hay que mirarla de frente, que incluso la verdad es revolucionaria, es decir, que nos hace avanzar y progresar en la medida que la aceptemos y la defendamos. Somos amantes y defensores de la vida, de la vida de todos: de los mineros de Aznalcóllar, de los obreros agrícolas de las riberas del Guadiamar...de todos los seres vivos, animales y plantas que pueblan nuestras tierras, hoy amenazados muy seriamente.

Jaime Montes
Secretario de Medio Ambiente y Salud Laboral
COAN, Comisiones Obreras de Andalucía

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