Urbanización del territorio y gestión del agua

Los límites del territorio.

El desarrollo económico de España en los últimos años, basado en el dinamismo de la construcción de viviendas (4,5 millones en el periodo 2000-2005) y en un modelo turístico asociado a la urbanización de terrenos próximos a grandes instalaciones de ocio (campos de golf, parque temáticos, estaciones de esquí), está muy ligado a la urbanización del territorio y al relativo incremento de las demandas de agua


Se trata de un modelo asociado a la expansión de los núcleos urbanos en general y a la configuración de dorsales urbano-turísticas en territorios costeros. En estas áreas, además, como ha ocurrido en el litoral mediterráneo, ha habido un incremento exponencial de la superficie destinada a la agricultura de regadío paralelo a la expansión urbanística.

Estas son las causas estructurales de las dificultades históricas para satisfacer las demandas de consumo actuales. En periodos de sequía –entendida ésta como reducción anormal, temporal y transitoria de recursos hídricos en términos de precipitación (sequías meteorológicas) o de aportaciones (sequías hidrológicas)– estas dificultades se transforman en una crisis de abastecimiento que puede conllevar incluso restricciones al consumo doméstico.

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Agua y territorio

La urbanización del territorio provoca impactos ambientales, sociales y económicos indeseables pero, en general, en lo que concierne a la gestión de los recursos hídricos, un análisis detallado de los datos existentes permite determinar que, en el fondo, no es la urbanización lo que realmente provoca dificultades para el abastecimiento –puesto que su importancia es relativa dentro de las demandas generales– sino el modelo de desarrollo territorial y la gestión de los recursos dominante en las administraciones públicas. Naturalmente, hay notables excepciones, como son la Comunidad de Madrid o el área urbano-industrial alrededor de Barcelona, que requieren una reflexión independiente.

La encuesta del agua de 2003, según una nota de prensa del Instituto Nacional de Estadística (INE), aporta los siguientes sobre las poblaciones de más de 2.000 habitantes :

  • El abastecimiento público urbano (familias, empresas, consumos municipales) fue de 4.947 hm3, de los que el 65% fue consumo doméstico, con un 18,7% de pérdidas en las redes de distribución.
  • El consumo medio se situó en 167litros/habitante/día, lo que supuso a pesar del crecimiento urbanístico y de la ausencia de campañas de sensibilización para el ahorro, un incremento medio del 1,8%.
  • Este mismo año, el consumo de las explotaciones agrarias ascendió a 17.634 hm3 con un incremento del 3,2% respecto del 2002 (Encuesta del uso del agua en el sector agrario). En la región murciana, a pesar de que la sobreexplotación de los recursos, el incremento fue de un 8,1%. En Madrid, como consecuencia del tremendo cambio de usos del suelo, la demanda para consumo agrario ha caído un 11%.
    Es decir, la demanda urbana de agua crece relativamente poco comparada con la demanda para otros usos. Una gestión moderna del agua tiene además un gran potencial para su satisfacción como consecuencia de:
  • Su relativa elasticidad debido a las grandes posibilidades de racionalización que tiene la estructura de consumo: reducción de consumo familiar e industrial y la reducción del consumo municipal (limpieza, jardines, instalaciones deportivas…).
  • Las amplias posibilidades de emplear y pagar recursos no convencionales: reutilización de aguas depuradas y desalación.
  • Las posibilidades de actuar sobre las pérdidas en las infraestructuras y en la red de distribución. Por ejemplo, en Madrid el ahorro ha supuesto un 12% durante el año 2006 como consecuencia de uso de agua reciclada, la prohibición del vaciado de piscinas y el riego nocturno junto con las campañas de ahorro del Canal de Isabel II.

Como conclusión, si partimos de la tesis de que un desarrollo urbanístico de un territorio concreto para ser sostenible debe estar condicionado por la existencia de un sistema sostenible de abastecimiento de agua, se puede decir que la modificación del modelo de gestión actual del abastecimiento urbano hace posible la sostenibilidad del sistema.

Ángel Muñoa Blas. Departamento Confederal de Medio Ambiente de CCOO

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