Trabajadores del papel ¿Formación? Sí, pero de calidad

Por Francisco J. Cabezos. Secretario de Medio Ambiente. FSC-CCOO

El Observatorio Industrial del Sector del Papel del Ministerio de Industria nos ha permitido realizar durante el año 2011 el estudio sobre Necesidades formativas en salud laboral y medio ambiente de los trabajadores de la industria del papel promovido por los sindicatos CCOO y UGT, y realizado en la práctica por ISTAS bajo la dirección de las Secretarías de Medio Ambiente y Salud Laboral de la Federación de Servicios a la Ciudadanía y el Sector de Artes Gráficas, Papel y Fotografía, de Comisiones Obreras. Descargar el estudio completo

El trabajo ha puesto de manifiesto las carencias en formación que todavía tienen los trabajadores y trabajadoras en este sector, no ya sólo en medio ambiente –un área en el que las más de las veces nace de un requisito voluntario a través de un certificado ambiental- sino también en salud laboral, pese a la responsabilidad legal que tiene la empresa a través de extensa normativa de prevención de riesgos laborales.

El sector industrial del papel en España

El Sector, CNAE 17.1, dedicado a la producción de pasta y papel, está constituido por 78 instalaciones grandes, de las que sólo el 26 % tiene menos de 50 trabajadores.

Las empresas han hecho un gran esfuerzo en adecuarse a las normativas de prevención de riesgos laborales y de medio ambiente en los últimos 20 años, tanto en el interior como en las emisiones y vertidos generados, que debe contribuir a cambiar la visión que la sociedad tiene hacia ellas.

Sin embargo, queda camino por recorrer para alcanzar los objetivos, presentes y futuros, de un sistema de producción sin riesgos ni accidentes laborales, así como ambientalmente sostenible. Y ese camino únicamente se puede recorrer con la adecuada formación de las plantillas.

El estudio, realizado a partir de encuestas personales, entrevistas colectivas a delegados y delegadas, visitas de campo a dos empresas, entrevistas a técnicos y representantes sindicales, así como la documentación relativa a planes de formación de las empresas en sus webs, ha generado las conclusiones que exponemos a continuación.

 

 

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Conclusiones del estudio

Se constata un interés rutinario en cumplir con el trámite legal o voluntario de justificar la formación impartida, buscando para ello la firma del trabajador, no dando toda la importancia que merece el garantizar que esa formación sea de calidad, adecuada y suficiente.

Una alta proporción de participantes no considera la formación impartida ni suficiente ni adecuada para el puesto de trabajo.

Se ponen de relieve algunas deficiencias relacionadas con las metodologías utilizadas. No hay sistemas adecuados de evaluación de la formación impartida, lo que implica altos niveles de desconocimiento en la comprensión y asimilación de esa formación.

En general, la formación es eminentemente teórica, mucha de ella on-line y en muy pocas ocasiones práctica.

En lo referente a la participación de los representantes sindicales en la planificación y desarrollo de la formación en la empresa, se evidencian graves limitaciones de contribución en la  definición de necesidades formativas, así como la falta  de acceso a los planes de formación de las empresas en las fases de detección de necesidades y diseño.

El clima preventivo se está deteriorando por la actual situación económica, haciéndose patente una disminución en el número de horas de formación en prevención de riesgos laborales y en la movilidad y polivalencia exigida a las plantillas, lo que conlleva a que se ocupen temporalmente puestos distintos a los habituales por necesidades de producción,  sin que vaya acompañado de la formación mínima necesaria para conocer los riesgos y procedimientos de trabajo que aseguren el desarrollo seguro de esa nueva actividad.

También se observa un desconocimiento generalizado de la existencia de sistemas de gestión ambiental implantados en el centro de trabajo y de la afectación a la normativa para la prevención y el control integrados de la contaminación.

En positivo destacamos que la formación se actualiza cuando se introducen nuevas tecnologías, que la formación se imparte dentro de las horas de trabajo o, en su defecto, con el descuento proporcional de horas de jornada y que existe un buen conocimiento sobre los principales problemas ambientales asociados al sistema productivo (vertidos y emisiones).

Queda mucho por hacer y se evidencia que con la participación activa de los trabajadores y sus representantes legales en la planificación y en la toma de decisiones los resultados son mucho más alentadores.

El documento está disponible en la web del Ministerio de Industria.

 

 

 

 

 

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