El futuro de la energía eólica

Sin consenso público, las autoridades políticas no dan los pasos necesarios para la promoción de la energía eólica en sus respectivos países. En la actualidad,el sector eólico da trabajo en España a más de 30.000 personas

A la hora de hablar del futuro de la energía eólica tenemos que tener en cuenta su juventud, ya que, en términos operativos, la energía eólica tiene una vida de unos quince años (la historia real es mucho mayor, pero considero que no deberíamos remontarnos mucho mas allá para así no molestar a Don Quijote insistiendo en que aquellos eran molinos, y no gigantes...).

Pues bien, a pesar de esa juventud, la energía eólica representa una historia de éxito, éxito notable si lo contemplamos desde el punto de vista de un negocio general, y sin precedentes si lo hacemos desde el terreno específico de las energías renovables.

Este éxito, constatado por su actual desarrollo y por sus planes de futuro, ha estado fundamentado en un proceso de profesionalización de la oferta, de fuerte desarrollo industrial y tecnológico, así como de un profundo respeto al medioambiente. Las principales empresas del sector, y Gamesa entre ellas, incorporan en todas sus iniciativas los estándares de protección medioambiental más elevados, los cuales son revisados periódicamente y consensuados con los principales actores sociales afectados.

Debido a esta evolución, la energía eólica ha pasado a convertirse en una fuente de energía totalmente competitiva respecto a las energías no renovables y situada en condiciones de valoración paritarias (sobre la externalización de costes se podría discutir largo y tendido).

Este éxito no se ha debido solo a factores industriales, tecnológicos y empresariales. Es necesario reconocer la trascendencia que ha tenido para el desarrollo del sector el amplísimo apoyo y consenso social que la misma ha suscitado en los países donde más se ha implantado. Este es el caso español, donde la eólica no sólo ha supuesto una fuente energética limpia y renovable, sino que además ha propiciado el lanzamiento y el asentamiento de un sector industrial líder, tanto desde el punto de vista económico como tecnológico, en el mercado mundial, y en el que Gamesa es el máximo exponente (este caso de empresa industrial con liderazgo a escala mundial es único en nuestro país).

30.000 empleos

imagen1

En la actualidad, el sector eólico da trabajo en España a más de 30.000 personas (con un elevadísimo potencial de crecimiento), conforme a un modelo de desarrollo óptimo que hace una aportación netamente positiva a las balanzas comercial, energética y tecnológica, y que genera riqueza, en forma de empleo, rentas y servicios, de forma descentralizada y fundamentalmente orientada hacia entornos rurales especialmente necesitados (los lugares donde hay más viento suelen ser los más pobres desde el punto de vista social), sin que eso implique la sustitución de los usos y costumbres preexistentes.

Como se puede observar, el desarrollo de la energía eólica está siendo un importantísimo factor de cohesión social, siguiendo además un modelo que puede ser perfectamente exportable hacia otros países o regiones, en particular hacia aquellos que, disponiendo de recurso eólico en abundancia, no tienen otras fuentes de riqueza comparables.

Muchos de los argumentos que se han venido empleando, no sólo desde las empresas, sino desde los grupos sociales y ecologistas, a la hora de promocionar el desarrollo de esta energía renovable, ya no son considerados como argumentos discutibles, sino que han adquirido carácter de verdades universalmente aceptadas. Es el caso del calentamiento global y el papel del ser humano en su activación.

Pues bien, pese a esta realidad incontestable, el principal peligro al que se enfrenta la eólica es, precisamente, el del posible desgaste o, incluso, retroceso, de ese consenso social que ha permitido, hasta la fecha, construir esa historia de éxito. No hay más que ver cuál ha sido el desarrollo de esta fuente de energía en los distintos países, incluso dentro de la Unión Europea (caso francés) como para comprobar que sin apoyo social, sin consenso público, las autoridades políticas no dan los pasos necesarios para la promoción de la energía eólica en sus respectivos países.

Estamos hablando de un riesgo elevado. Esto es así, en parte, porque cada vez se extiende más la reflexión de que la energía eólica puede ser un factor positivo, pero, siempre que se instalen los aerogeneradores en un lugar donde yo no tenga que verlos (el conocido en el mundo anglosajón como efecto NIMBY: "Not In My Back Yard", traducido como "no en mi patio trasero").

Pero lo es, además, porque la energía eólica ha pasado de ser un sueño ecológico, o una alternativa romántica, a ser una realidad, una fuente de energía limpia, renovable y competitiva, y esto hace que se despierten recelos desde otras fuentes energéticas, que cuentan con mucho más peso y más historia en el mercado. Quizás estas sean las razones por la que la energía eólica ha sido, y vuelve a ser, objetivo de campañas de desprestigio, la mayor parte de ellas carentes de todo fundamento o sustentadas en unas mínimas bases, que luego son extrapoladas de forma interesada.

Como conclusión podemos decir que la energía eólica está todavía en su rampa de lanzamiento, que constituye una fuente de energía básica para el planeta por su disponibilidad y existencias ilimitadas, por su limpieza e, incluso, por su distribución geoestratégica y social, con un futuro brillante por delante. Por eso en este momento, y más que nunca, es preciso despejar falacias y desinformaciones y trabajar por potenciar y extender ese consenso social básico e imprescindible.

Desde Gamesa, como desde las principales empresas del sector, seguimos elevando nuestros estándares medioambientales. Pero no basta con eso, y por ello nosotros hemos decidido dar un fuerte impulso a nuestros compromisos no sólo con el medioambiente sino con la sociedad en su conjunto. Este compromiso se enfoca en particular hacia los colectivos y comunidades próximos, vayamos donde vayamos.

Pensamos que ésa es la mejor manera de sortear los obstáculos que se le quieren poner por delante a la energía eólica, y lo hacemos, entre otras razones obvias, desde un punto de vista empresarial e industrial, porque estamos convencidos de que la salud del Planeta lo necesita.

Luis M. Fernández GAMESA.

Departamento de Recursos Humanos y Sostenibilidad Social

ÁREAS TEMÁTICAS

COMENTARIOS

ESCRIBE TU COMENTARIO

      

    Introduce el siguiente código captcha o uno nuevo.