El ahorro y la eficiencia energética además generan empleo

Carmen Áviles Palacios (Fucovasa) / Mathieu Dalle (Coord. del estudio) / Manuel López Quero (Cátedra UPM).

El potencial social y de ahorro energético en la rehabilitación y modernización energética de edificios y viviendas es muy elevado. Así lo pone de manifiesto el estudio La generación de empleo en la rehabilitación y modernización energética de edificios y viviendas, elaborado por Fucovasa (Fundación del Conde del Valle de Salazar de la Uniersidad Politécnica de Madrid) en colaboración con CCOO.

Las proyecciones calculan que se podrían crear más de 100.000 empleos estables a partir de 2020 y ahorrar 300 millones de toneladas de CO2 y 600 millones de barriles de petróleo con la aplicación de las medidas técnicas que se describen en el estudio

Las proyecciones realizadas calculan que se podrían crear más de 100.000 empleos estables a partir de 2020 y ahorrar 300 millones de toneladas de CO2 y 600 millones de barriles de petróleo con la aplicación de las medidas técnicas que se describen tras el estudio del 56% del parque existente.

Sin embargo, este alto potencial no se traducirá en nada o en muy poco si no se fomenta un contexto adecuado. A día de hoy, podemos afirmar con toda seguridad que no se dan las circunstancias favorables para desarrollar un proyecto nacional realmente ambicioso de rehabilitación del parque de edificios y viviendas en España. Los principales obstáculos son normativos, financieros y humanos pero además se plantean varios retos "conceptuales" que habrá que superar para cambiar el rumbo tomado estos últimos decenios.

Realizar un cambio conceptual en el sector de la construcción

Dentro del propio sector, conseguir pasar de la construcción de obra nueva a la rehabilitación de lo existente exige un cambio profundo de la profesión. Para ello, las políticas deben enfocarse de otra manera el urbanismo y la arquitectura deben adaptarse técnicamente y conceptualmente a las nuevas exigencias; los trabajadores deben adecuar su formación, las entidades financieras deben facilitar nuevas herramientas adaptadas a las necesidades. En definitiva, el sector tiene que organizarse.

Revalorizar el concepto de rehabilitación

Es necesario reflexionar sobre cómo hacer más atractiva la rehabilitación para la sociedad. Hasta ahora los argumentos se han centrado en los ahorros económicos resultantes de la rehabilitación, pero, dado los elevados costes iniciales y una amortización que se alarga en el tiempo, ésta no parece ser una estrategia suficientemente convincente. Sin embargo, la rehabilitación va mucho más allá: permite tener "una casa nueva" por un precio reducido, mejora el confort, aumenta el valor de la vivienda, proporciona una revalorización social, etc.

Cambiar la escala de intervención

Actualmente, el marco financiero, a través del sistema de ayudas, favorece principalmente un proceso de rehabilitación de forma aislada, es decir, permite que un usuario de una vivienda obtenga una ayuda para algún tipo de medida, por ejemplo el cambio de ventanas, de caldera... Esta tendencia puede servir de transición o de método de sensibilización, pero es poco probable que por sí sola permita un proyecto realmente ambicioso de rehabilitación del parque de edificios y viviendas. Últimamente, varios estudios y experiencias prácticas, así como el SBMAD10, seminario internacional organizado en Madrid el año pasado, abogan por procesos de rehabilitación por barrios enteros. Esta tendencia tiene importantes ventajas frente a la precedente, tiene un impacto mayor tanto ambiental como social, permite ahorrar costes y es más interesante para el sector empresarial. Hay un consenso en el sector en que hay que orientarse hacia este tipo de rehabilitación en el futuro.

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Lograr la implicación social

En las últimas décadas, con el proceso de construcción acelerada registrado, se ha perdido en gran medida la participación social en los procesos de transformación de los lugares de vida. Los usuarios tienen menos margen de maniobra sobre el entorno, ya que los centros de decisiones suelen encontrarse lejos de los lugares de vida. La implicación de los ciudadanos conlleva muchas ventajas, sobre todo porque cuidan más sus lugares de vida y fomenta lo social y la protección ambiental. Sin embargo, tiene una mayor dificultad, es que implicar a la gente requiere un esfuerzo muy importante de sensibilización y formación que sólo puede tener efectos a medio-largo plazo. Además, requiere un esfuerzo de imaginación en la búsqueda de métodos de implicación de la ciudadanía y de confianza hacia la capacidad del ciudadano a proponer, reconociéndole una capacidad de decisión. Es un proceso muy complicado y es fácil tender a dejarlo de lado. Sin embargo, experiencias prácticas en este sentido han mostrado el importante impacto positivo que tiene a largo plazo.

Pasar de un usuario consumidor a productor de energía

Un punto que es importante resaltar es el elevado potencial de la producción de electricidad con fuentes renovable en los edificios y la oportunidad que representan los procesos de rehabilitación en la implantación de estos sistemas para autoconsumo. No solo es interesante desde el punto de vista económico sino también desde el conceptual, porque su puesta en marcha implica un cambio en el modelo eléctrico. La utilización además de un contador que permita la "medición neta" favorecería que los usuarios pudieran ser remunerados al aportar su energía sobrante a la compañía distribuidora que opere en el sector, con el consiguiente ahorro económico para todos. Esto provocaría sin duda el despegue y generalización de este tipo de soluciones, que benefician tanto a los consumidores como a las compañías eléctricas y a la sociedad en su conjunto.

Por lo tanto, se plantean toda una serie de retos que requerirán capacidad de adaptación y creatividad en las propuestas para conseguir un cambio conceptual real en el sector de la construcción.

 

 

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