El ecologista escéptico

Bjørn Lomborg, Espasa, 2003.

Ya con la primera edición de este texto (1998), en danés, pero especialmente con la segunda (2001), en inglés, su tesis principal ha dado pie a una polémica descomunal: no hay tal cosa como la crisis ecológica, la «letanía catastrofista» del ecologismo se sustenta en mitos sin base científica; «desde cualquier punto de vista, el mundo está mejorando», deberíamos dedicar nuestros recursos a otras prioridades. Se renueva así toda una tradición de revisionistas y críticos tecnoutópicos, que ahora en particular se ha venido cuestionando por su poca solidez científica; ya por los datos de los que parte, ya por el poco riguroso método de utilizarlos para descalificar los informes del WorldWatch Institute, Greenpeace, WWF, etc.

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A pesar de ello, quizás mereciera la pena poner el énfasis en sus presupuestos sociopolíticos, semiocultos tras la presunción de ciencia real libre de valores –en contraste con la «retórica sesgada» verde–. Basta rascar un poco para desvelar los propios mitos de Lomborg –sustituibilidad perfecta entre capital financiero y natural, aceptación de la curva de Kuznet ambiental, una visión baconiana y positivista del desarrollo científico, etc.– y cómo éstos nos llevan a aferrarnos a la democracia liberal y a la economía de mercado bajo el paraguas de la globalización como el solo motor para el progreso humano. La versión ambiental de El final de la Historia (social) de Fukuyama ya está aquí: «el final de la Historia ambiental » de Lomborg.

Joaquín Valdivielso Navarro

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