Cambio climático más pobreza: Una mala combinación1

El cambio climático abre una nueva preocupación al respecto de la producción de alimentos y la disponibilidad de agua, que son clave en las regiones más pobres para su desarrollo económico

Es ya un lugar común considerar que el cambio climático es el reto más importante al que se enfrentan las sociedades actuales. Sin embargo, en un horizonte temporal más cercano, la pobreza en el mundo -sobre todo la pobreza extrema- pudiera ser el más acuciante, entre otras razones por el factor ético y normativo que conlleva. La combinación de ambos problemas (cambio climático y pobreza), representa un resultado no sumatorio, sino exponencial, multiplicado.

Injusticia climática

Cuando se diserta sobre el cambio climático se lo considera como un problema global, que afecta al conjunto del planeta Tierra y, por tanto, a todas y cada una de las sociedades, así como a todos y cada uno de los habitantes del planeta, por cierto, actuales y futuros. Esta globalidad implica responsabilidades comunes, entre otras razones porque de lo que se está hablando con el clima y con el medioambiente es de bienes comunes. Sin embargo, siendo responsabilidades comunes, son diferentes y diferenciadas. Aquí -como en otros muchos asuntos- la divisoria Norte/ Sur es relevante.

Todos los informes referidos a los impactos del cambio climático (IPCC, UNDP) documentan que el impacto negativo mayor se va a producir, se está produciendo ya, en los países empobrecidos y, dentro de los países económicamente desarrollados, en los grupos sociales más pobres de dichos países. Concretamente, Naciones Unidas (PNUD, 2008. Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008: La lucha contra el cambio climático: Solidaridad frente a un mundo dividido) ha identificado una serie de mecanismos clave de transmisión, a través de los cuales el cambio climático puede paralizar y a continuación revertir el desarrollo humano.

  • Estrés por falta de agua e inseguridad en lo relacionado con el agua, con incidencia en la producción agrícola y la seguridad alimentaria en zonas vulnerables. Producir suficientes recursos para alimentar a la población mundial y abastecerla de agua potable siguen siendo grandes retos en este siglo -con el agravante del aumento de la población, que ya está alrededor de 6.700 millones de habitantes- así como el uso intensivo del suelo, el agua y los recursos genéticos causan todo ello su deterioro progresivo. El cambio climático abre una nueva preocupación al respecto de la producción de alimentos y la disponibilidad de agua, que son claves en las regiones más pobres para su desarrollo económico.

Las zonas propensas a la sequía del África Subsahariana podrían aumentar entre 60-90 millones de hectáreas, y tierras de secano sufrirían pérdidas de 26.000 millones de dólares de aquí a 2060 (en precios de 2003), cifra muy superior a la ayuda bilateral que se entregó en la región en 2005. América Latina y Asia Meridional también experimentarán pérdidas en la productividad agrícola, fenómeno que minará los esfuerzos para reducir la pobreza rural. Asia Central, norte de China y la zona septentrional de Asia Meridional; la región andina debido al colapso de los glaciares tropicales; y varios países en regiones ya bastante afectadas por la falta de agua, como Oriente Medio, podrían sufrir pérdidas graves de disponibilidad de agua.

  • Aumento en el nivel del mar y exposición a desastres meteorológicos, que podría afectar a más de 70 millones de habitantes de Bangladesh, 6 millones en el Bajo Egipto y 22 millones en Vietnam, con posibles daños catastróficos en los pequeños estados insulares del Pacífico y del Caribe. El calentamiento de los océanos también desencadenará tormentas tropicales de mayor intensidad. Los 1.000 millones de personas que viven en tugurios urbanos ubicados en laderas inestables o en riberas proclives a las inundaciones, también se enfrentan ya a una profunda vulnerabilidades.
  • Ecosistemas y biodiversidad. Con un calentamiento de 3°C, entre el 20% y el 30% de las especies terrestres quedarían al borde de la extinción.
  • Salud humana. Los países desarrollados preparan sus sistemas de salud pública para afrontar futuras crisis climáticas, como lo sucedido durante la ola de calor de 2003 en Europa y las condiciones más extremas durante los veranos e inviernos. Sin embargo, los mayores impactos para la salud se sentirán en los países empobrecidos, debido a los altos niveles de pobreza y la poca capacidad de respuesta de los sistemas de salud pública; las principales epidemias mortales ampliarían su extensión. Entre 220 a 400 millones más de personas se verán expuestas al paludismo, enfermedad que ya cobra la vida de al- rededor de un millón de seres humanos todos los años. Por su parte, ya es posible encontrar casos de dengue en altitudes mayores que las comunes, especialmente en América Latina y partes de Asia Oriental; y el cambio climático podría ampliar aún más el alcance de esta enfermedad. Ninguno de estos factores operará por separado, interactuarán con procesos sociales, económicos y ecológicos más amplios que determinan las oportunidades para el desarrollo.

Por añadidura, también se presentan diferencias por grupos sociodemográficos, de manera que, incluso dentro de los más pobres, son las mujeres y los niños los más afectados.

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Con cierta ironía (lo cual sería cómico si no fuera porque es trágico) el informe de las Naciones Unidas recuerda que "hasta la fecha, los habitantes de los países desarrollados se han limitado a ajustar los termostatos, soportar veranos más largos y calurosos y observar cambios en las estaciones para hacer frente al cambio climático. Ciudades como Londres y Los Ángeles se preparan ante el riesgo de inundaciones, pues sus habitantes están protegidos por modernos sistemas de defensa. Por el contrario, cuando el calentamiento global altera los patrones climáticos en el Cuerno de África significa la pérdida de cosechas y hambruna, o que las mujeres y los jóvenes deban dedicar largas horas del día a buscar agua.

Tanto el cambio climático como la pobreza mundial son, en sí mismos, problemas muy serios. La interacción entre ambos presenta un reto formidable y, sin embargo, posible de abordar por las sociedades contemporáneas, que cuentan con recursos (económicos, humanos, científicos, institucionales...) como nunca antes en la historia de la humanidad. Según el Banco Mundial, el PIB mundial alcanzaba la cifra de 69.697.646 millones de dólares internacionales en 20082.

Retos

Los retos del cambio climático se sitúan en primera línea de la agenda política mundial, como no puede ser menos dada la naturaleza del problema. Al mismo tiempo existe el riesgo de que los impactos del cambio climático, mayores para los países empobrecidos, minen los esfuerzos que se hacen y que se requieren reforzar en la lucha contra la pobreza. Se precisa por tanto integrar ambas luchas porque no todo vale en la lucha contra el cambio climático (si ésta implica un aumento de la pobreza), ni todo vale en la lucha contra la pobreza (si ésta supone un aumento del impacto ambiental).

La manera en que el mundo se enfrente al cambio climático tendrá un efecto directo en las perspectivas de desarrollo humano de un gran segmento de la humanidad. El fracaso abocará al 40% más pobre de la población mundial (unos 2.600 millones de personas) a un futuro con muy pocas oportunidades; exacerbará las profundas desigualdades en el interior de los países y socavará los esfuerzos destinados a desarrollar un sistema más inclusivo de globalización, reforzando al mismo tiempo las enormes disparidades entre quienes tienen mucho y quienes no tienen casi nada.

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Las políticas macroeconómicas de crecimiento económico deben basarse en el desarrollo sostenible y en las estrategias de reducción de la pobreza. Los gobiernos nacionales y regionales tienen la responsabilidad de desarrollar e implementar políticas y programas integrados que construyan resiliencia y fortaleza de las sociedades y que reduzcan la vulnerabilidad de sus poblaciones.

Junto a los instrumentos políticos, económicos, tecnológicos y otros similares de actuación, se precisa desarrollar fuertemente los instrumentos sociales de lucha contra el cambio climático y contra la pobreza. Los instrumentos sociales (información, comunicación, formación, capacitación, participación social) combaten el inmovilismo y el desánimo, y aportan sentido de cambio social. Esos instrumentos sociales son particularmente necesarios de articular en el desarrollo de políticas de adaptación al cambio climático. La adaptación se refiere a construir resiliencia y fortalecimiento social, y a reducir la vulnerabilidad. No se trata simplemente de diseñar proyectos o indicar una lista de medidas para reducir el cambio climático y la pobreza. Se trata de desarrollar políticas internacionales, nacionales, regionales y locales de respuesta que deberían ser anticipatorias, no sólo reactivas. La mejor manera de aprender y luchar contra el desánimo es participar activamente en los proyectos contra el cambio climático y contra la pobreza.

Mercedes Pardo Buendía
Universidad Carlos III de Madrid- Departamento de Ciencia Política y Sociología

(1) Parte de este trabajo proviene de: Pardo, M. (en prensa) "Cambio Climático y Pobreza: una mala combinación", en Siglo XXI / Fundación Carolina Cambio Climático y Lucha contra la Pobreza.
(2) Se considera que, de todo el dinero existente en el mundo, el 50% está en paraísos fiscales.

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